Las circunstancias del asesinato del que fuera jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Navarra, José Rodríguez-Medel, el 18 de julio de 1936, serán explicadas esta noche en un documental de EiTB que ha realizado el periodista pamplonés Mikel Donázar tras un año de investigación. Rodríguez-Medel, el primero de la lista recoge a lo largo de 20 minutos las circunstancias del primer asesinato del 36 en Navarra, un crimen ejecutado por las fuerzas golpistas de Franco que tuvo lugar sobre las ocho de la tarde en la plaza de San Francisco, de Pamplona.
Las investigaciones realizadas por Mikel Donázar han permitido reconstruir la realidad gracias a los testimonios de un testigo presencial, José Antonio Balduz, pamplonés hoy de 95 años y entonces de 22 que casualmente atravesaba la plaza de San Francisco cuando vio el tumulto de "un grupo de guardias civiles que salían de la Comandancia y escuchó un disparo que alcanzó por la espalda a Rodríguez-Medel acabando con su vida". Este trabajo, según explica el autor del documental, ha permitido también que familiares del comandante aporten sus propias averiguaciones.
Casado con una pamplonesa
La historiadora Isabel de Andrés Sánchez, en un trabajo publicado por la UNED, recogió la peripecia personal, familiar y profesional de Rodríguez- Medel que, nacido en Extremadura, llegó a Pamplona por primera vez como oficial de la Guardia Civil en 1908. En Pamplona conoció a la que sería su mujer y madre de sus siete hijos, la pamplonesa Lucía Carmona, quien "le introdujo en la sociedad navarra de su tiempo". José Rodríguez-Medel hizo amistad con Florencio Alfaro, que llegaría a ser concejal del Ayuntamiento, una relación que habría comenzado en las escaleras del edificio de la calle San Antón, 70, donde residían ambos.
En la península, el primero de la larga lista de asesinados por no secundar a los golpistas de Franco fue este extremeño, José Rodríguez-Medel Briones, nacido en Siruela y comandante de la Guardia Civil, a cuyo mando estaba la Comandancia de Navarra el 18 de julio de 1936. Lo mataron ese mismo día -cuando la sublevación apenas había prendido en Melilla, Canarias y Andalucía- junto a la Comandancia, situada en la calle Ansoleaga, próxima a la plaza de San Francisco de Pamplona.
Relata la historiadora Isabel de Andrés retomando entre otras fuentes lo publicado por José Mª Iribarren (secretario de Mola) los pormenores de una reunión celebrada con el general Mola a instancias de éste para evitar que Rodríguez-Medel pusiera impedimentos al golpe militar contra el régimen republicano. "Cuando llega, el general le indica que debe dejar el sable fuera del despacho, trata de degradarle. Medel le contesta que sin el sable del uniforme no entra al despacho puesto que está allí como jefe de la Comandancia de la Guardia Civil en Navarra, y le corresponde".
El 10 de julio de 1936, Casares Quiroga había informado al Consejo de Ministros de la constancia efectiva de una conspiración militar y que podía estallar inmediatamente. En Pamplona, los jefes de las milicias requetés se trasladaron a la Comandancia militar donde quedó establecido el puesto de mando. El inspector general de la Guardia Civil, Sebastián Pozas, ordenó desde San Sebastián a Medel que dispusiera de sus efectivos para realizar una línea defensiva en Tafalla.
Disparo por la espalda
Mola, en dicha reunión, intentó convencer de lo contrario a Rodríguez-Medel quien, fiel al Gobierno, rechazó la oferta. Al abandonar la Capitanía militar, sabía que para el Gobierno, Navarra estaba perdida. La prima de su mujer, Fany Valentín, ya le había advertido de las deslealtades, ya que conocía la situación porque a su sombrerería acudían señoras de gran influencia política en Pamplona.
Rodríguez-Medel, que había sido destinado a Pamplona por segunda vez pocos días antes y aún no había traído a su familia, dirigió el operativo que le había sido ordenado. En la Comandancia, arengó a sus hombres pero no recibió la respuesta esperada. Cuando se dirigía al Gobierno Civil para informar de estos hechos, fue asesinado con un disparo por la espalda, tal y como relató el oficial judicial que levantó el cadáver. La esposa de Medel y su hija María se desplazaron a Pamplona, donde los militares sólo les ofrecieron una fosa común para su entierro. Fany Valentín logró la autorización de la familia Chueca para enterrarlo en su panteón aunque sin inscripción alguna. Galo Vierge en su libro Los culpables. Pamplona 1936 , también relata estos hechos y cita que el comandante fue enterrado en el panteón de Lucía Iglesias, viuda con tres hijos, uno de ellos, Miguel de 20 años afiliado a la CNT que fue fusilado.
Hoy, tal y como ha indagado Mikel Donázar, los restos de Medel descansan en el mismo panteón, cuya titularidad ha cambiado. En el documental deEiTB, Donázar demuestra que la muerte de Rodríguez-Medel no se debió a "un desgraciado accidente" sino a un acto premeditado que ejecutó su chófer, miembro de la Guardia Civil, aliado con los fascistas. Junto al testimonio del testigo Balduz, Donázar recoge opiniones de los escritores Miguel Sánchez Ostiz y Víctor Moreno sobre cómo Pamplona no quedó al margen del contexto europeo. De igual forma, participan en el documental el general de la Guardia Civil Gonzalo Jar Cosuelo, casado con una nieta de Rodríguez-Medel (Mariluz Rodríguez-Medel), que ha podido investigar los hechos. También intervienen el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, Juan Manuel Fernández; Tomás Dorronsoro (hijo de Corpus Dorronsoro, concejal de Pamplona asesinado en la Guerra Civil), y José Antonio Urbiola porque su padre, como oficial del juzgado, se encargó de levantar el cadáver.
"Siempre me despertó curiosidad"
Mikel Donazar comenzó esta investigación porque "despertó curiosidad ver en la portada del Diario de Navarra del 19 de julio de 1936 debajo de la arenga golpista un pequeño suelto que informa de un desgraciado accidente ocurrido en el cuartel en el que muere nada más nada menos que el comandante de la Guardia Civil de Navarra". Donazar añadió que "a raíz de un artículo publicado en DIARIO DE NOTICIAS sobre Rodríguez-Medel me puse a investigar". En un acto de la Fundación Sabino Arana, una persona "me facilitó documentación sobre los guardias civiles que estaban de guardia en la Comandancia de Pamplona el 18 de julio de 1936".
Mikel Donázar revela en el documental los primeros momentos de la Guerra Civil en Navarra y cómo Pamplona no quedó al margen de los movimientos fascistas europeos. Además, en Rodríguez-Medel, el primero de la lista , Donázar relata anécdotas como el hecho de que durante 26 años, los restos del comandante y los del general golpista reposaron uno enfrente de otro en el cementerio de Pamplona.
(Noticias de Navarra. 17 / 04 / 09)