El Día de la República es un día para recordar y para soñar. Mirar hacia atrás es un ejercicio de honestidad política necesario para construir el presente y afrontar el futuro. Ésta es una fecha marcada en rojo en el calendario de la Memoria Histórica. Es el momento de recordar a las víctimas, de rendir homenaje a unas personas que creyeron en un cambio político y en unos valores humanistas universales y que pagaron por ello con sus vidas y con el intento de condenarles para siempre al silencio del olvido. En Navarra no hubo frente de guerra y murieron fusilados y asesinados sin juicio más de 3.000 navarros, una masacre de la que nunca ha habido responsables penales ni políticos. Un mirar atrás que no debe evitar los errores de la misma República, pero sin dejar de denunciar el indigno revisionismo de la derecha actual ni el silencio cómplice de quienes se niegan hoy y aquí a asumir el reconocimiento de los sufrimientos y retrocesos de la larga noche franquista y el coste político de la eliminación de símbolos de aquella dictadura que perduran. Pero sobre todo es momento de mirar adelante. Los principios de libertad, igualdad y fraternidad siguen vigentes y también sus concreciones, incipientes en aquellos difíciles años 30, en favor de una distribución más justa de la riqueza, la llegada de la mujer a la esfera pública, la universalización de la educación, la lucha por una vivienda digna, la extensión de la sanidad o el estatuto vasco navarro de 1932. La cultura política republicana es una apuesta civil por la democracia y los derechos ciudadanos. Y también por el cuestionamiento de la Monarquía y la figura del Rey, por radicalidad democrática.
(Noticias de Navarra. 15 / 04 / 09)