En su última intervención antes de su muerte, en un homenaje a los milicianos antifascistas caídos en la Batalla del Jarama -entre el 6 y 27 de febrero de 1937-, Bob Doyle lanzó la siguiente interrogante: «¿Sacrificaron en vano sus vidas mis camaradas?». La respuesta la dejó en mano de los asistentes y de cualquier ser humano que crea en un mundo diferente. Pero él hizo su propia invitación: «Tomen la lucha y únanse en la larga batalla por la más noble de las causas: la liberación de la humanidad. Entonces, el sacrificio de mis camaradas no habrá sido en vano; habrá sido una fuente de aliento». «La lucha continúa», concluyó. Todas las intervenciones de Bob Doyle acababan con esta frase.
Considerado un símbolo de solidaridad internacionalista, Doyle nació en Dublin en 1916. Su familia sufrió la enorme pobreza de la crisis del 29 y de una Irlanda colonizada. Fue en la calle donde aprendió que «los seres humanos tienen unos derechos que la sociedad capitalista no da gratuitamente; hay que ganarlos con la lucha».
El libro ``Bob Doyle: memorias de un rebelde sin pausa'' describe una vida irrepetible. En su juventud militó entre los sectores socialistas del IRA y tuvo sus rifirrafes con los camisas azules -facción de perfil fascista del Fine Gael-, quienes le provocaron daños en el ojo izquierdo.
Doyle no dudó en incorporarse a la legendaria XVª Brigada de voluntarios irlandeses cuando estalló la guerra del 36. Fueron 71 de los cerca de 300 voluntarios de este grupo los que cayeron en el frente de guerra. Entre los que sobrevivieron, muchos fueron hechos prisioneros. Doyle fue encerrado en el monasterio de San Pedro de Cardeña (Burgos), uno de tantos lugares que los franquistas convirtieron en campo de concentración. Lo torturaron y fue interrogado por los servicios secretos de la Gestapo nazi, que llegaron a simular su ejecución.
Hasta que falleció el pasado 22 de enero, nunca dejó de participar en todo tipo de causas solidarias, movimientos de izquierdas y luchas anticapitalistas: en defensa de la clase obrera, iniciativas contra el bloqueo a Cuba, a favor de la revolución bolivariana de Venezuela, contra la guerra de Irak, protestas antiglobalización e incluso por la legalización del cannabis.
Un cuadro desde Dublin
Dentro de la campaña ``1939-2009. Ni cautivos ni desarmados'', ayer Ahaztuak quiso rendirle homenaje en Gasteiz, cerca de donde estuvo preso. La fiesta-homenaje se celebró en la taberna Paddy Shorts, en Judimendi. Hubo bertsolaris, música y un vídeo que repasó su trayectoria.
Como muestra de reconocimiento y para que quede constancia de este homenaje, se colgó un cuadro conmemorativo oficial enviado desde Dublin a Euskal Herria por el movimiento republicano irlandés. Tendrá un hueco especial en la taberna Paddy Shorts, donde ya se pueden apreciar muchos otros cuadros con instantáneas de lugares emblemáticos de Irlanda.
Desde Ahaztuak califican a Doyle como una referencia para todos los que reivindican la memoria histórica democrática y antifascista como una herramienta para construir un mundo más justo. Como mencionó el homenajeado en su última intervención en Madrid, «de ustedes depende luchar por un mundo diferente». «La lucha continúa», como diría el inolvidable corsario.
(Gara. 19 / 04 / 09. Foto: Jesú Estrada Arrondo)