EL tremendo éxito de la inauguración el pasado sábado del "Parque de la Memoria" coloca a Navarra, en el Estado, en una posición puntera en relación con la recuperación de las víctimas del franquismo, confirmando el carácter pionero de las iniciativas sobre tal cuestión surgidas en nuestra tierra. Hay que recordar que José María Jimeno Jurío fue un auténtico precursor en el ámbito estatal por su trabajo durante la segunda mitad de los años setenta. Su labor guió las primeras exhumaciones de fusilados a cargo de sus familiares, mereciendo una amenaza de muerte por parte de la organización terrorista de ultraderecha Triple A . Por ese motivo cedió a "Altaffaylla Kultur Taldea" todo el ingente trabajo llevado a cabo, entre otras cosas más de 2.400 fichas de asesinados, con fotografías, documentos escritos y sonoros recogidos en todos los rincones de Navarra a testigos y familiares. Tarea que prosiguió el colectivo tafallés, que acaba de completar la cifra de 2.846 asesinados. Cifra que en el muro del "Parque de la Memoria" se eleva a 3.420, gracias a las investigaciones de Félix Sierra e Iñaki Alforja y de colectivos como Txinparta o "Memoriaren Bideak" entre otros.
Desde luego, existen razones objetivas para otorgar trascendencia a la recuperación de la memoria de los asesinados por el bando nacional en Navarra. Según presentamos en el libro recientemente presentado (Jimeno Jurío, JM y Mikelarena Peña, F., "Sartaguda 1936. El pueblo de las viudas" (Pamplona, Pamiela/Udalbide/Euskara Kultur Elkargoa, 2008), la tasa de asesinados por cada 1.000 votantes al Frente Popular correspondiente a Navarra, de 81,7, es la más alta de entre las 25 provincias que se han estudiado. Asimismo, hemos estimado que en la Ribera estellesa habrían sido asesinados 1 de cada 4 hombres votantes del Frente Popular; en la Ribera central 1 de cada 6 y en la Ribera tudelana 1 de cada 8. Esas cifras permiten hablar de auténticas limpiezas políticas, en los que los simpatizantes de las izquierdas fueron auténticamente masacrados.
Por otra parte, facilitaremos algunos datos sobre la magnitud de la limpieza política acaecida en Sartaguda y sobre los perfiles de las víctimas que contribuyen a explicar a la ciudadanía la significación de nuestra localidad como lugar de la memoria en relación con las víctimas del franquismo.
Sartaguda es el pueblo mártir por excelencia, con una tasa de 67,6 asesinados por cada 1.000 habitantes, una tasa que dobla la de los otros pueblos que también sobrepasaron los 30 asesinados (Cárcar, Lodosa y Mendavia). Desde otro punto de vista, en Sartaguda habría sido aniquilado el 40 % de los votantes masculinos de la candidatura de izquierdas, una cifra muy alta, si bien algo más baja que la estimada para otros pueblos como Allo, Marcilla, Corella o Funes.
Entrando en más detalles, la limpieza política se abatió esencialmente sobre unos segmentos de edades concretos: el 41% de los hombres de entre 25 y 29 años fueron exterminados, llegando esa proporción al 49% entre los hombres de entre 30 y 34 años. Fueron los jornaleros en general, pero sobre todo los jornaleros de las generaciones entre 20 y 39 años, los que sufrieron en sus carnes la mayor parte de la matanza. La proporción de jornaleros asesinados sobre el total de personas asesinadas por tramos de edades ascendió a cuatro de cada cinco en el tramo de 25 a 29, a tres de cada cuatro en los tramos de 20 a 24 y de 35 a 39, y a tres de cada cinco en el tramo de 30 a 34 años. Además, los jornaleros asesinados representaban una porción cuantiosa de los jornaleros totales. En los tramos de edad de 25 a 29 y de 30 a 34 fueron eliminados uno de cada dos braceros.
Por otra parte, de los 143 afiliados de la UGT que hemos encontrado en una lista de 1932, serían asesinados 45, perdiendo la vida en el frente 4. De los 55 asociados con que contaba la agrupación republicana de la localidad en 1931, la mayoría de filiación ugetista también, perderían la vida en manos de los golpistas nada menos que 23. También fueron aniquilados casi todos los cenetistas.
La limpieza política registrada en Sartaguda fue más abyecta si cabe si consideramos el hecho de que algunos clanes familiares padecieron la violencia asesina en una magnitud ciertamente espectacular. En la familia del alcalde, por ejemplo, hemos contabilizado once parientes asesinados. Para otros cinco clanes los datos son, asimismo, espantosos. Por último, hay que hablar de lo apropiado de la denominación pueblo de las viudas para la localidad. Si en 1935 se contabilizaban 12 viudas por debajo de los 55 años, en 1940 se computaban 59. Si en la primera fecha había solamente una viuda de menos de 40 años, en la segunda se relacionaban 40. Además, muchas mujeres añadieron al dolor por la pérdida de los seres queridos, amén de otras ofensas, el agravio de ser rapadas en público y de ser humilladas ante los vecinos.
En el libro mencionado se facilitan muchos más detalles y se profundiza en el tema de las causas y de los responsables. La barbarie registrada en 1936, cuya expresión máxima la encontramos en Sartaguda, no puede ser olvidada ni minimizada.
(Noticias de Navarra. 14 / 05 / 08)