El pasado domingo 18 de mayo, festividad de Santa Julita, no de San Martín, falleció repentinamente en Villaviciosa de Odón (Madrid) el magistrado del Tribunal Constitucional Roberto García-Calvo. Tenía 65 años y estaba considerado como uno de los jueces más extremistas de la magistratura. De hecho, en sus "buenos tiempos" fue nombrado gobernador civil de Almería por Arias Navarro -aquel al que apodaron "carnicerito de Málaga" por su buen quehacer fascista en esta provincia- y durante su mandato se produjo el asesinato de Javier Verdejo.
Este joven moría la madrugada del 14 de agosto de 1976 cuando el disparo de un guardia civil le abatió mientras pintaba el peligroso lema "Pan, trabajo y libertad" en una pared. Cuando avisaron de lo sucedido a García-Calvo, éste estaba cenando en Cabo de Gata y allí permaneció. El hasta hace pocas fechas juez -según relataron personas presentes en ese momento- se limitó a pedir otra copa.
Para conocer mejor la vida, obra y milagros de este ahora tambien -como tantos- democrata de toda la vida quremos reproducir aqui un escrito publicado en "III Republica" con motivo de su fallecimiento.
"No soy capaz de imaginarme a un lider territorial del NSDAP (partido nazi alemán) como garante de la constitución de la República Federal Alemana; un poco menos me cuesta pensar en un Gobernador Civil de la Italia fascista como magistrado del tribunal constitucional italiano actual, aunque desde luego no hubiera sido posible en las primeras décadas posteriores a la caída de Mussolini; desde luego en Portugal sería impensable que, tras la Revolución de los Claveles, un partido político designara para componer su tribunal constitucional a un dirigente político de la dictadura de Antonio de Oliveira Salazar.
Roberto García-Calvo, muerto ayer, fue un jefe provincial del Movimiento Nacional en Almería y Gobernador Civil de un gobierno que suponía los últimos coletazos de la dictadura. En su discurso de toma de posesión prometió unificar los legados políticos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera; en su práctica ayudó a los policías que asesinaron a un joven por hacer una pintada y reprimió toda protesta en justa aplicación de su discurso.
Roberto García-Calvo, muerto ayer, fue un jefe provincial del Movimiento Nacional en Almería y Gobernador Civil de un gobierno que suponía los últimos coletazos de la dictadura. En su discurso de toma de posesión prometió unificar los legados políticos de Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera; en su práctica ayudó a los policías que asesinaron a un joven por hacer una pintada y reprimió toda protesta en justa aplicación de su discurso.
Años después, con su afán inapelable por no reabrir heridas, el Partido Popular propuso a este viejo joseantoniano y franquista para garante de una constitución democrática. Nunca pedimos que todos aquellos que tuvieran alta responsabilidad en la dictadura, siquiera los manchados con sangre como es el caso, cumplan con los castigos que serían justos; al menos, sí pedimos que para los puestos que supongan un pilar de un régimen democrático los currículos franquistas den un paso atrás, dejando que sean personas sin ese historial quienes protagonicen una etapa histórica que debería ser radicalmente diferente.
La designación por parte del Partido Popular de García-Calvo no fue ningún escándalo hasta que la división entre progresistas y conservadores en el Tribunal Constitucional hizo buscar pequeños detalles que deslegitimasen a magistrados del otro bando. Sólo entonces conocimos el historial de García-Calvo. ¿Cómo iba a ser de otra forma? La mitad de nuestros santurrones de la Transición tiene un historial peor que el de García-Calvo, si bien la mayoría supo hacerse un lavado de cara que no pareció precisar el magistrado. ¿Cómo iba a ser escandaloso el historial de García-Calvo con el Borbón de Jefe del Estado, Martín Villa al frente de Sogecable y Manuel Fraga de presidente gallego? ¿Cómo escandalizarse con el currículo de los máximos dirigentes políticos de la Transición que tú bordaste en rojo ayer?
Roberto García-Clavo murió redactando su voto particular contra la Ley contra la Violencia de Género y se prestaba a mostrar sus principios inmutables en otras leyes como la que legaliza el matrimonio sin discriminaciones. Porque en nuestro país no ha hecho falta reciclaje alguno para pasar del franquismo a la democracia: no pasa nada por designar a este franquista para que garantice nuestros derechos, como no pasó porque el Jefe del Estado reconozca que delante de él no consiente una palabra negativa sobre el mayor genocida de nuestra historia.
Es nuestra ejemplar Transición: ejemplar, por supuesto, para todos los dirigentes de dictaduras que no quieren perder sus puestos ni sus ideas."
La designación por parte del Partido Popular de García-Calvo no fue ningún escándalo hasta que la división entre progresistas y conservadores en el Tribunal Constitucional hizo buscar pequeños detalles que deslegitimasen a magistrados del otro bando. Sólo entonces conocimos el historial de García-Calvo. ¿Cómo iba a ser de otra forma? La mitad de nuestros santurrones de la Transición tiene un historial peor que el de García-Calvo, si bien la mayoría supo hacerse un lavado de cara que no pareció precisar el magistrado. ¿Cómo iba a ser escandaloso el historial de García-Calvo con el Borbón de Jefe del Estado, Martín Villa al frente de Sogecable y Manuel Fraga de presidente gallego? ¿Cómo escandalizarse con el currículo de los máximos dirigentes políticos de la Transición que tú bordaste en rojo ayer?
Roberto García-Clavo murió redactando su voto particular contra la Ley contra la Violencia de Género y se prestaba a mostrar sus principios inmutables en otras leyes como la que legaliza el matrimonio sin discriminaciones. Porque en nuestro país no ha hecho falta reciclaje alguno para pasar del franquismo a la democracia: no pasa nada por designar a este franquista para que garantice nuestros derechos, como no pasó porque el Jefe del Estado reconozca que delante de él no consiente una palabra negativa sobre el mayor genocida de nuestra historia.
Es nuestra ejemplar Transición: ejemplar, por supuesto, para todos los dirigentes de dictaduras que no quieren perder sus puestos ni sus ideas."
Como en el caso de su compañero de trabajo General Patero Beltrani, fallecido tambien esta semana, pues lo mismo... que no diremos que lo sentimos.
("III República" / InSurGente)