Esta mañana se ha conocido el fallecimiento del que fuera presidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo. Fuentes cercanas a la familia indicaron que no conocían la existencia de ninguna enfermedad, por lo que la muerte sobrevino por causas naturales y de un modo inesperado.
El ex presidente —de 82 años de edad—, sufrió hace un par de meses una seria caída, de la cual todavía no se había terminado de recuperar. Esto pudo ser causa de un empeoramiento general en su estado de salud, si bien no se ha podido establecer una relación directa entre su fallecimiento y el accidente.
Está previsto que la capilla ardiente se instale mañana en el palacio del Congreso de los Diputados, en la madrileña Carrera de San Jerónimo. Tras los funerales, se trasladará el féretro hasta el cementerio de Ribadeo, donde recibirá sepultura.
Un franquista con suerte
Calvo Sotelo es el primer ex presidente del gobierno en fallecer de cuantos ejercieron su mandato en la etapa de la restauración monárquica continuadora del franquismo.
Calvo Sotelo nació un 14 de abril de 1926, se inició en política durante el régimen dictatorial de Franco, en la década de los años 50. Militó en las «Juventudes Monárquicas» y más tarde llegaría a fundar la «Unión Española». En 1967, el régimen franquista le nombró presidente de Renfe. En 1971 obtuvo su primer mandato antidemocrático, como procurador en las cortes franquistas, en representación de la patronal.
Muerto Franco, usurpó la cartera ministerial de Comercio, en uno de los ilegítimos simulacros de gobierno encabezados por el también franquista Arias Navarro. Más tarde ocuparía la cartera de Obras Públicas (Fomento) en el gabinete ejecutivo de Adolfo Suárez —otro alto cargo del franquismo, que se reveló como aladid de la democracia tras desaparecer su amado caudillo—.
Metió a España en la OTAN
Diputado por Madrid en 1977 y portavoz parlamentario de la Unión de Centro Democrático (UCD), fue la persona que firmó en nombre de esta formación los célebres Pactos de la Moncloa —auténtico proceso de escrituración notarial del Franquismo sin Franco—.
Tras la simulación del golpe de Estado del 23 de Febrero de 1981, Calvo Sotelo fue investido presidente del gobierno, cargo en el que apenas duraría un año, tiempo más que suficiente para culminar la obra de su vida: su gran contribución personal a la democracia y la paz mundial: el ingreso de España en la Organización sobre el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se produciría en Mayo de 1982.
Entre 1984 y 1987 fue miembro de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa —institución que ya en esa época servía para lo mismo que hoy—.
Un aznarista con suerte
Sus últimas apariciones públicas fueron para pedir el voto para José María Aznar —que le nombró «Marqués de la Ría de Ribadeo», con «Grandeza de España»; y para celebrar el vigésimo quinto aniversario de la Constitución de 1978.
La Historia le tratará como lo que fue.
(La Democracia. 04 / 05 / 08)