jueves, mayo 22, 2008

EL 22 DE MAYO DE 1938, EN PLENA GUERRA, SE HIZO LA GRAN FUGA QUE ACABO CON 208 PRESOS ASESINADOS

El Fuerte de San Cristóbal, construido entre 1878 y 1919, tras la última guerra carlista con el fin de defender Pamplona de la artillería, nunca fue utilizado como tal sino como prisión. El primer uso como penal se remonta a los años de la República. A propuesta de un diputado navarro, se estrenó como cárcel para activistas de la revolución de Asturias. La segunda ocupación masiva de presos se produce a partir del levantamiento militar de 1936 y en noviembre del 1937 ya son más de 2.300 presos los ingresados en este recinto no preparado ni para ser prisión ni para albergar a tantas personas.
En esas circunstancias de cárcel franquista se produce, el 22 de mayo de 1938, un hecho casi imposible a la vista de la estructura interna y del aislamiento total del Fuerte: la fuga. Un grupo de presos, sin ninguna ayuda exterior, toma el Fuerte reduciendo a toda la guardia y abriendo las puertas a los 2.497 presos restantes. La huida de un centinela exterior y el inmediato aviso a las fuerzas militares hizo desistir a muchos y fueron 795 quienes se aventuraron a una fuga que se saldó con el trágico balance de 208 muertos, de los que no se llegó a recuperar los cuerpos de 20. Sólo tres consiguieron llegar a Francia y los 585 restantes fueron recapturados y devueltos al Fuerte, donde se les sometió a un especial régimen de castigo. A 14 de ellos se les condenó a muerte como promotores y fueron fusilados en la Vuelta del Castillo sobre los fosos de la Ciudadela de Pamplona.

Según los datos manejados por los investigadores, en total fueron 554 los presos muertos y registrados en el Fuerte, además de los no registrados (unos 200 según los presos informadores) muchos de los cuales fueron asesinados y enterrados en las inmediaciones, en las faldas del mismo monte Ezkaba por partidas avisadas de su puesta en libertad.
(Noticias de Navarra. 22 / 05 / 08)