En la fotografía del horror construida por los adalides de la Nueva España en tierras navarras tras el golpe de estado del 18 de julio de 1936, Sartaguda ocupa sin duda un triste lugar preferente. Desgraciado privilegio el suyo y estremecedor su apellido de pueblo de las viudas por lo que entraña.
Ahí estará -está- situado el ya conocido como "Parque de la Memoria" que se inaugura hoy, lugar que rememora a los miles de navarros asesinados y represaliados por el fascismo triunfante. Sin embargo, y aunque esté situado en este punto del mapa navarro y ribero, Sartaguda pertenece ya por derecho y sobre todo por sufrimiento propio a una geografía mucho más amplia, como es la geografía de la memoria, de esa memoria democrática y antifascista navarra, vasca… compartida también con la de otros pueblos y ciudadanos del Estado español: Sartaguda, al igual que Gernika, que Badajoz, que Madrid… es patrimonio y referencia de la memoria democrática y antifascista global, universal.
Hoy en Sartaguda, vibrará con fuerza esa memoria que recordará anhelos, besos perdidos, lágrimas, despedidas que no pudieron ser y otras que hubieron de ser a la fuerza. En las grandes piedras preparadas para tal fin el cincel ha ido tallando nombre a nombre, muerte a muerte, el precio que los ricos, los poderosos, y sus aliados en la tierra y en el cielo pusieron en aquellos días a las ideas de una verdadera democracia política, social y económica y -sobre todo- el precio que pusieron a la osadía de intentar llevarlas a la práctica.
Hoy, en Sartaguda, estamos convocados por la memoria y también por la conciencia los vivos y los muertos. Junto a los cientos, miles de personas, que iremos a llevarles, a llevarnos, un sentimiento anudado quizás con un clavel, también llegaran los fusilados de la Vuelta del Castillo y los del monte Ezkaba y los de las alturas de Igal y Bidangoz, y Fortunato Agirre, Ramón Bengarai, Felipe Amatria, Gregorio Oyón… y también Maravillas -esa florecica de Larraga que nos canta Fermín- dándole la mano a Vicente, su padre, mientras nos ofrece la acuarela de su alma para que de ella tomemos los colores de libertad con los que debemos de pintar nuestro futuro.
Hoy Sartaguda es un buen sitio, un buen momento para realizar una reflexión sobre la muerte de todos ellos, sobre las ideas por las que murieron y sobre lo que nosotros hacemos para que personas e ideas no sean olvido. Sus nombres, escritos en la piedra serán -son- una interpelación directa a la conciencia de todos los que allí estemos sobre lo que ya hicimos y sobre los que aún no hemos hecho en esta tierra donde aún hoy perviven calles en honor de los asesinos y de sus cómplices, mausoleos que conservan los restos de los diseñadores de la masacre y escudos a mayor gloria de la Nueva España edificada impasible el ademán sobre la muerte de los aquí rememorados… ¿Les diremos a aquéllos de entre todos que fueron fusilados tras una farsa de juicio que hoy siguen teniendo sus condenas jurídicamente válidas? ¿Que nunca se hizo nada para devolver a sus familias o a ellos mismos sus bienes intervenidos? ¿Que tantos siguen viviendo todavía hoy, a la vista de tantas cosas, con la sombra pegajosa del miedo a decir, a buscar, a contar, porque "los de siempre" siguen estando ahí? ¿Que hace pocos meses se ha aprobado una Ley de la Memoria, que se ratifica en la impunidad para los responsables del régimen franquista? ¿Que a muchos de ellos se les ha convertido en demócratas de toda la vida? ¿Que el yugo y las flechas y el águila imperial siguen en la calle, en los templos, en los centros oficiales?
Sentimientos, reflexiones que se agolparán hoy en Sartaguda, en el "Parque de la Memoria". Nosotros iremos allí con la propuesta de que este acto sea un punto de inflexión para continuar la lucha por la verdad, la justicia y la reparación. Con la idea de que Sartaguda no es final, sino continuación de un camino que nos demuestra la potencialidad de la determinación y del trabajo popular por encima de todo. Con la propuesta de que en Sartaguda no se cierra nada, nada queda relegado. Con el convencimiento de que la peor traición que podríamos hacerles a los aquí rememorados sería precisamente utilizar este homenaje para comenzar a postergarlos al olvido ya sea de forma sibilina o de forma declarada. La peor traición sería utilizar este homenaje para enmascarar, para justificar, tras las palabras grandilocuentes y el boato, nuestra propia cobardía, nuestra propia renuncia a continuar la lucha que ellos continuaron de otros anteriores a ellos por unos ideales de "democracia, democracia" que tanta falta nos siguen haciendo… El cambiar la verdad, la justicia y la reparación por este acto.
Para Ahaztuak 1936-1977, al igual que para muchos para otras muchas víctimas del franquismo Sartaguda no será una tumba. Allí no está enterrado nada porque nada esta concluido sino que, al contrario, todo queda al aire, pendiente abrazo, despedida, beso, flor que nos señalaba el cantautor canario Pedro Guerra y que nos certifica desde su ausencia sepultada en tierras gallegas Tomás Urdiáin, navarro y tripulante del buque Mar Cantábrico , apresado por un buque fascista en aguas del Cantábrico por traer armas para la República, fusilado junto a sus compañeros marinos en El Ferrol y que hasta hoy mismo no constaba en el listado de navarros asesinados por los fascistas…
En su memoria y en la de todos aquellos que hace setenta años -como nos recuerdan la bicicleta dibujada por el argentino Fernando Traverso en una pared de este mismo pueblo de Sartaguda y la canción de su paisano Rafael Amor- iban pedaleando un sueño y fueron sorprendidos en plena cuesta.
Y, sobre todo, en memoria de todos los que hoy pedalean nuevamente aquel sueño tratando de subir, una vez más, la cuesta.
(Enviado a todos los diarios de la CAV y Navarra. Publicado en "Gara" el 09-05-08, y en "Noticias de Navarra", "Deia" y "Berria" el 10 / 05 / 08)