La semana pasada, unos amigos me entregaron unas opiniones sacadas de usuarios de un foro de internet, en las cuales ponen a los gudaris de cobardes. Nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, en Irun murieron muchos jóvenes con diferentes ideales políticos pero con un ideal común, la democracia. En Irun salió todo el pueblo a luchar, casi sin armas, mientras que al otro lado de la frontera había dos vagones de tren repletos de armamento que el Sr. León Blum, socialista del gobierno francés, no dejó pasar.
Me gustaría responder al sobrino nieto de un miliciano que llama cobardes a los gudaris. Se le llena la boca criticando la actitud de las fuerzas vascas, pero para acusar, hay que presentar pruebas. Hablar es fácil y hacer demagogia también. Yo estuve luchando con jóvenes de diferentes ideologías e íbamos todos al frente codo con codo a luchar contra los nacionales e italianos. Fuimos a ayudar a nuestros amigos asturianos y allí murieron muchos gudaris y entre ellos el jefe del Eusko Gudarostea, el Sr. Cándido Saseta.
Creo que no sabe lo que sufrió este pueblo y por eso dice lo que dice, pero la verdad es que no puede estar más equivocado en sus palabras. Yo le puedo decir quiénes eran los auténticos cobardes de aquella época: los chivatos del régimen, que enviaron a la cárcel a cientos de ciudadanos vascos por pensar diferente. Muchos murieron en las cárceles. Todos ésos son muertos que hay que computar al terrorismo de Franco. Sí, terrorismo. Un terrorismo del que nadie quiere acordarse hoy.
(Deia. 20 / 06 / 09)