El 26 de abril de 1937 la aviación alemana bombardeó Gernika hasta reducir la villa a escombros. Ayer, 71 años después, Gernika volvió a recordar la masacre de aquel lunes negro con la celebración de diversos actos multitudinarios. Entre los más emotivos se encontró el homenaje al gudari Cándido Saseta, que estuvo al frente de las milicias vascas y murió combatiendo. Sus restos fueron hallados hace un mes en la localidad asturiana de Areces después de diez años de intensa búsqueda por parte de familiares, allegados y representantes de la Sociedad Aranzadi.
El evento reunió a decenas de asistentes en la Casa de Juntas. Un alarde de danzas y la lectura de los nombres de los soldados fallecidos con Saseta se incluyeron dentro del homenaje. Al acto también acudió la sobrina de Saseta, quien destacó la importancia de este tipo de convocatorias para que generaciones venideras «valoren el sacrificio que realizó mi tío por los vascos. Hemos luchado mucho para que se reconozca su labor y, por fin, se ha logrado en una conmemoración tan emblemática como la del bombardeo de Gernika», aseguró, emocionada, Arantxa Saseta.
«Injusticia terrible»
Los promotores de la iniciativa- "Kandido Sasetaren Aldeko Taldea"- reconocieron la «injusticia terrible que se ha hecho con una persona de este calibre al quedar olvidado junto a una cuneta. Con discreción hemos podido recuperar sus restos para que hoy en día se le ofrezca un reconocimiento», explicó José Ramón Emparan, portavoz del colectivo.
Tras la despedida, los restos de Cándido Saseta viajaron ayer al cementerio de Hondarribia, donde descansarán para siempre. Kandido Sasetaren aldeko taldea en colaboración con las instituciones y Aranzadi trabajarán para poder identificar y exhumar a los cadáveres de los demás gudaris enterrados en Asturias. «También ellos murieron por los vascos y se merecen un reconocimiento», añadió.
(El Correo Digital. 27 / 04 / 08)