Ocurrió hace 73 años pero sigue estando presente. Las huellas de la represión del franquismo marcaban muchas miradas de los reunidos ayer en La Barranca. Allí honraron la memoria de 400 asesinados y enterrados en este triste paraje de Lardero. La misma escena repetida en los últimos 30 años, desde que un grupo de activos familiares de los asesinados en el 36 lograron inaugurar este cementerio civil. Esa lucha, de «las mujeres vestidas de negro y dignidad», recordó Jesús Vicente Aguirre, consiguió sacar del olvido centenares de tragedias personales, que sumadas generaron el gran drama nacional.
«A mi padre se lo llevaron en Navarrete, al igual que a otros 34 del pueblo. Cuando le llevaban a fusilar, le dijo a uno de Entrena: '¿Pero qué hacéis, hombre, que dejo mujer y cuatro hijos'», explicaba ayer un emocionado navarretano recordando las palabras de su padre. «Y el de Entrena, el que le mató, le dijo que igual luego también iban a por los cuatro retoños», añadía.
Esa historia, amplificada por los asesinatos de tíos, hermanos, padres o amigos (hasta 2.000 en La Rioja), encontró ayer eco en un emocionado auditorio formado por centenares de personas. Ante las banderas tricolores republicanas que ondeaban, el presidente de la Asociación La Barranca, Pedro García, expresó el deseo de «dejar a nuestros hijos un mundo mejor que el que tuvieron nuestros padres» tras glosar los esfuerzos por la libertad de sus antecesores.
Además, hubo varios recuerdos especiales. El primero, para el escultor Alejandro Rubio Dalmati, autor del monolito de La Barranca, que se encuentra en un delicado estado de salud. El segundo, para los represaliados en El Carrascal de Cervera. En su homenaje se inauguró una placa con un sintético lema: «No hay nada en este mundo que haga olvidar una injusticia».
Dirigida a los líderes de PSOE, IU, UGT y CCOO se oyó una exigencia en el manifiesto leído por Francisca González. «Exigimos que se tomen las medidas oportunas para retirar todos los símbolos y placas de exaltación del franquismo y la Guerra Civil», afirmó, además de solicitar que la visita a La Barranca sea una actividad educativa para los jóvenes. Tras el homenaje floral ante el monolito de Rubio Dalmati, los gritos de 'viva la República' dieron por cerrado el acto.
Esa historia, amplificada por los asesinatos de tíos, hermanos, padres o amigos (hasta 2.000 en La Rioja), encontró ayer eco en un emocionado auditorio formado por centenares de personas. Ante las banderas tricolores republicanas que ondeaban, el presidente de la Asociación La Barranca, Pedro García, expresó el deseo de «dejar a nuestros hijos un mundo mejor que el que tuvieron nuestros padres» tras glosar los esfuerzos por la libertad de sus antecesores.
Además, hubo varios recuerdos especiales. El primero, para el escultor Alejandro Rubio Dalmati, autor del monolito de La Barranca, que se encuentra en un delicado estado de salud. El segundo, para los represaliados en El Carrascal de Cervera. En su homenaje se inauguró una placa con un sintético lema: «No hay nada en este mundo que haga olvidar una injusticia».
Dirigida a los líderes de PSOE, IU, UGT y CCOO se oyó una exigencia en el manifiesto leído por Francisca González. «Exigimos que se tomen las medidas oportunas para retirar todos los símbolos y placas de exaltación del franquismo y la Guerra Civil», afirmó, además de solicitar que la visita a La Barranca sea una actividad educativa para los jóvenes. Tras el homenaje floral ante el monolito de Rubio Dalmati, los gritos de 'viva la República' dieron por cerrado el acto.
(El Correo Digital. 2 / 05 / 09)