Los 32 años que se han cumplido esta semana desde la desaparición de Eduardo Moreno Bergaretxe (Donostia, 1950) no han hecho a sus padres desfallecer en su intento de conocer las circunstancias de la desaparición de su hijo, visto por última vez la mañana del 23 de julio de 1976 en Donibane Lohizune. A sus más de 80 años, Álvaro Moreno y Marta Bergaretxe no pierden la esperanza de poder localizar y dar sepultura a los restos de "Pertur" , convertido en el icono por autonomasia de los militantes de ETA que apostaron por las vías políticas durante el intenso debate que vivió la organización tras la muerte de Franco, que desembocó en la autodisolución de su rama político-militar en 1982.
La querella criminal que interpusieron el pasado mes de mayo, admitida a trámite por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, permitirá desempolvar un capítulo de la historia reciente rodeado de incógnitas que hacen difícil vislumbrar qué le ocurrió a aquel joven intelectual de 26 años cuya imagen presidió, seis años después de su presunto secuestro y desaparición forzosa, la rueda de prensa en la que ETA político-militar renunció a la lucha armada y anunció la creación del partido Eusko Iraultzarako Alderdia (EIA), posteriormente asimilado a la coalición Euskadiko Ezkerra.
A la espera de que Francia, Italia y los servicios de información de la Policía y la Guardia Civil envíen la documentación requerida por el magistrado, la solicitud de la Fiscalía para que declaren como imputados las dos últimas personas que vieron a Pertur con vida, los miembros de ETA Francisco Mujika Garmendia, alias "Pakito", y Miguel Ángel Apalategi Aierbe, "Apala", ha contribuido a generar una gran expectación en torno a un caso que nunca se llegó a juzgar en el Estado español.
Si Andreu admite el listado de testigos propuesto por los padres de Moreno, por la Audiencia Nacional desfilarán también otros ex miembros de la organización armada, como Eugenio Etxebeste, alias "Antxon" ; Simón Loyola, "Mendi"; o Eleuterio Jauregi, "Trotski", además de antiguos mandos de la Brigada Central de Información de la Policía, funcionarios de aduanas, periodistas y neofascistas italianos que colaboraron en la guerra sucia española.
Tres hipótesis y mil incógnitas
Un caso complejo
Un caso complejo
Sobre la mesa se pondrán las tres hipótesis que se barajan sobre la desaparición de Pertur : que los "Bereziak" fueron los responsables por desavenencias ideológicas; que le mató el Batallón Vasco Español o grupos de ultraderecha afines que llegaron a reivindicar en su día el secuestro; o la teoría en la que el director de cine Ángel Amigo incide en su documental "El año de todos los demonios" , que apunta la tesis de que los responsables del secuestro de Moreno pudieron ser neofascistas italianos que entre 1975 y 1980 habrían participado en atentados contra ETA bajo la dirección de los servicios de información españoles.
Las incógnitas son muchas debido a los cruces de sucesos, intereses, ideales, secretos e incluso sentimientos en los que está envuelto el caso, cubierto además por el velo de la clandestinidad en la que vivían sus protagonistas. Lo último claro es que, un día como el pasado miércoles de 1976, Eduardo Moreno salió a las 9.00 horas de su apartamento de Donibane Lohizune para encontrarse en el Café Consolation con alguien que, a través de la librería Mugalde de Hendaia, le había citado en el lugar identificándose como "una persona que conociste hace un mes y quiere volver a verte".
"Pertur" no llegó a tomar ese café. A las 9.40 horas, se encontraba con "Pakito" y "Apala" y se subía con ellos al coche porque, según declaración de ambos, les pidió que le llevaran a Behobia, cerca de donde aseguraron que le dejaron casi dos horas más tarde, sin justificar por qué tardaron tanto tiempo en cubrir una distancia de apenas 10 kilómetros.
"Trotski" presenció este encuentro con los dos miembros de los "Bereziak" -comandos especiales de ETA-pm-, que por entonces discrepaban abiertamente con la apuesta por aparcar las armas y fundar un partido revolucionario de izquierdas, defendidas por dirigentes como "Pertur" o Javier Garayalde, "Erreka".
Tres hechos ahondaron las distancias entre los "Bereziak" y "Pertur" : el asesinato del industrial Ángel Berazadi pese a que la mayoría de la organización abogaba por dejarle libre tras el pago de parte del rescate; el arresto de Eduardo Moreno por parte de los comandos especiales en mayo para que diera cuenta de una posible infracción de los códigos internos por una carta que remitió a los presos de Burgos; y la sospecha de que, a través del abogado Juan Mari Bandrés, mantenía contactos con el Gobierno español.
La delicada situación de ETA en aquellos años siempre ha abonado la tesis de la purga interna, consolidada por episodios posteriores como el asesinato de Yoyes (1986). Sin embargo, la guerra sucia contra la organización y el interés externo por azuzar la división en su seno abren la puerta al resto de hipótesis.
¿Por qué reabrir el caso ahora?
Los padres de Moreno siempre han tenido la espina clavada de no haber podido enterrar a su hijo, cuyo certificado de defunción acabaron tramitando en un juzgado de Irun en 1993. La querella con la que han conseguido que se abran diligencias en España, tras considerar que en Francia no se daban condiciones para reabrir el proceso, es una tentativa más de arrojar algo de luz sobre el caso, cuyo plazo de prescripción ni siquiera ha comenzado a correr por no haber aparecido el cuerpo de la víctima.
La posible apertura de un juicio oral no sería un trago fácil para los padres de "Pertur", que lejos de buscar culpables siempre han anhelado resolver el caso en la intimidad, con shocks como la falsa pista recibida en 1997 sobre la posibilidad de que su hijo se encontrara enterrado en el cementerio de Biriatou. Pese a todo, Álvaro Moreno y Marta Bergaretxe se embarcan en un nuevo intento de encontrar a aquel joven de gafas de pasta que, más allá de otras especulaciones, ya ha pasado a la historia por intentar imponer la palabra a las pistolas en ETA.
(Noticias de Alava. 28 / 07 / 08)