Gabriel Martínez tenía diez años de edad cuando la Guardia Civil entró en su casa de Sartaguda, se llevó a su padre y ya no lo volvió a ver vivo. A sus 82 años, todavía se emociona cuando recuerda aquellos hechos. Ayer acudió al Parque de la Memoria en compañía de Jacinto Urbiola, otro vecino que sólo tenía dos años cuando mataron a varios de sus familiares. Sentados en una silla a la sombra de un olivo, ambos rememoraban la matanza franquista en el pueblo. De 1.200 habitantes, la represión dejó 86 asesinados, más de 60 viudas y más de 200 huérfanos, la mayoría menores de 14 años. «Lo único que querían nuestros padres era trabajar la tierra para poder comer», comentaban ayer.
Ambos estuvieron el 10 de mayo en la inauguración del Parque, pero aquel día no pudieron escuchar a su hijo y sobrino, respectivamente, Gabriel Martínez. El concejal de ANV de Sartaguda, e incluso el presidente de la "Asociación Pueblo de las Viudas", Progreso Mangado, fueron vetados en aquella ocasión. La izquierda abertzale decidió convocar un nuevo acto en el Parque de la Memoria y eligió ayer por su proximidad al 18 de julio, fecha en que hace 72 años se produjo el golpe de Estado contra la legalidad republicana. El acto comenzó a las 12.30 en la Plaza del Ayuntamiento con una marcha de más de 500 personas hasta el Parque de la Memoria, encabezada por los joaldunak y una pancarta con el lema «Atzo, gaur eta beti askatasunaren alde borrokan!».
La txalaparta anunció la llegada de los marchistas al Parque, donde el edil de ANV de Sartaguda tomó la palabra para recordar que «en estos 30 años de la llamada democracia, la mitad de ellos con el PSOE en el poder, hemos visto morir a la mayoría de las víctimas de la represión franquista y de los testigos».
«Aunque sea tarde -añadió Gabriel Martínez-, necesitamos una comisión de la verdad, en la que aparezca una lista o un muro con los nombres de los asesinos y ladrones por Dios y por España, para llevarla, si no a los tribunales de justicia, sí al de la historia. En ese muro tendrían que aparecer con letras grandes los asesinos intelectuales o inductores, que no fueron otros que la derecha, la iglesia y el «Diario de Navarra».
A continuación, Santi Kiroga recordó a los compañeros presos «por defender las mismas ideas por las que asesinaron a las personas cuyos nombres aparecen esculpidos en ese muro», subrayó que «la actualidad navarra no podría entenderse sin un pasado reciente tan espeluznante» y coincidió en que «el mejor homenaje que se les puede hacer a los asesinados es seguir luchando por sus ideales». La música de Fermin Balentzia y una comida para 380 personas pusieron fin a la jornada, en la que también se homenajeó a Progreso Mangado.
(Gara. 20 / 07 / 08)