Se acaba una legislatura sin que el Estado español haya sido capaz de garantizar la rendición de cuentas por las violaciones de derechos humanos cometidas durante la guerra civil y la dictadura franquista. El mayor símbolo de esa impunidad es el Valle de los Caídos, mausoleo del dictador Francisco Franco y auténtico parque temático del fascismo internacional.
Las asociaciones firmantes de este manifiesto queremos denunciar la falta de espíritu democrático de las autoridades públicas y su miedo a actuar de forma contundente y clara en el Valle de los Caídos, que es el único monumento de exaltación del fascismo que queda en Europa.
El nombramiento de una Comisión de Expertos por parte del ministro de la Presidencia del último gobierno, Ramón Jáuregui, para, supuestamente, decidir el futuro del Valle de los Caídos, ha demostrado no ser más que una cortina de humo con el fin de dilatar aún más una solución justa con todas las víctimas del franquismo, incluidas las que están enterradas allí.
Las víctimas del franquismo llevamos muchos años esperando una solución justa al Valle de los Caídos que cumpla de una vez con la legislación internacional y garantice su derecho a la verdad, justicia y reparación.
Las asociaciones firmantes hemos condenado sistemáticamente el olvido al que los sucesivos gobiernos democráticos han sometido a las víctimas del franquismo, con la pervivencia del Valle como lugar de vergüenza internacional.
En los últimos años se ha tratado de justificar la pervivencia del Valle de los Caídos por ser un lugar de culto, y se ha tratado de convertir la cuestión de la exhumación de la tumba de Franco como un asunto privado sobre el que hay que consultar a la familia del dictador.
Lejos de esos planteamientos, las asociaciones firmantes exigimos al nuevo gobierno que salga de las elecciones generales del 20 de noviembre una solución al Valle, que contemple:
- La desacralización de la basílica, el traslado de la orden religiosa custodia del Valle y el desmantelamiento de la gran cruz.
Los símbolos religiosos que Franco mandó construir no representan el Cristianismo sino el más ortodoxo nacional-catolicismo. Desde esa ideología, el Estado franquista bendijo la ejecución de miles de hombres durante la dictadura, y sometió a trabajos forzosos a miles de defensores y defensoras de la legalidad democrática republicana, muchos de los cuales terminaron enterrados junto a la tumba del dictador.
Por ese motivo, no se puede consentir, ni por un día más, que se emplee la religión para legitimar la existencia del Valle. El monumento es un símbolo de la bochornosa complicidad de la Iglesia con la dictadura franquista, y su pervivencia no hace sino perpetuar el recuerdo de esa herencia.
- Exhumación de los cuerpos del dictador Francisco Franco y del Fundador de Falange José Antonio Primo de Rivera, para que sean entregados a sus familias inmediatamente.
Hace unos meses, el gobierno alemán de Ángela Merkel demolió la tumba del lugarteniente de Hitler, Rudolf Hess, incineró sus restos y los arrojó al Báltico, para impedir que el enterramiento se convirtiera en un lugar de memoria y peregrinación neonazi. Al mismo tiempo, el Gobierno español anunciaba su pretensión de negociar el futuro del Valle de los Caídos con el Vaticano.
La exhumación de los restos de Franco y Primo de Rivera no es un asunto privado, que corresponda al ámbito familiar, sino un asunto de gran trascendencia pública. Independientemente de cuál sea la opinión de sus familias, el Valle debe convertirse en un Memorial donde recordar y homenajear a las personas que padecieron la represión franquista, y no a sus verdugos.
De todos los grandes monumentos construidos como símbolos por los regímenes fascistas del siglo XX, solamente el Valle de los Caídos sobrevive. La Cancillería del Reich en Berlín o la gran cruz gamada del estadio de Nuremberg fueron destruidas y luego reutilizados sus restos en monumentos erigidos para recordar a sus víctimas o celebrar su derrota.
Entre las reclamaciones de las asociaciones firmantes están también: que se investigue el número y el origen de los miles de personas allí sepultados para que se sepa cómo se construyó aquel osario y cuál es su origen; que el Valle sea retirado de la propaganda turística de la Comunidad de Madrid, que actualmente lo incluye en la llamada Ruta Imperial; y que se investigue a las empresas y grandes fortunas que se lucraron con la construcción del Valle y el empleo masivo de trabajadores forzosos.
En definitiva, exigimos coherencia democrática y valor para poner fin de una vez a este gigantesco homenaje a la dictadura. Por higiene democrática y por respeto a la dignidad de las víctimas del franquismo.