El monumento es una escultura tallada de piedra de Condado de Burgos y hierro tratado, realizada por la artista Susana Rioseras.
Grupos políticos, sindicatos y asociaciones han rendido homenaje a estos brigadistas presos en el que entonces era un monasterio abandonado desde la desamortización de Mendizábal y hace 75 años se convirtió en un campo de concentración especialmente duro.
El coordinador del acto, Nacho García, ha explicado que, pese a que solicitaron el 16 de octubre la autorización de la Dirección General de Patrimonio de la Junta para instalar el monumento, al estar junto a un Bien de Interés Cultural, aún no han obtenido respuesta.
Como consecuencia, han optado por llevar hoy el monumento al acto de homenaje y retirarlo después, a la espera de que se autorice su emplazamiento definitivo en un jardín lateral situado frente al monasterio.
Al homenaje, que ha comenzado con el himno de la "Brigada Lincoln", han asistido varios familiares de brigadistas de Inglaterra y la hija de un estadounidense.
El historiador Luis Castro, autor de un libro sobre la represalia de la Guerra Civil en Burgos y encargado de leer el comunicado oficial del homenaje, ha precisado que las condiciones de los presos de San Pedro de Cardeña eran tan duras por la mala alimentación y falta de higiene que varios murieron por escorbuto.
Al menos noventa presos, diez de ellos brigadistas, murieron en San Pedro de Cardeña, la mayoría por enfermedades derivadas de la mala nutrición y las malas condiciones de higiene.
Sólo hay constancia de dos brigadistas que fueron fusilados por intentar fugarse y cuyos cuerpos fueron enterrados junto a la valla perimetral trasera del monasterio, aunque tras ser ocupado en 1944 el inmueble por la comunidad cisterciense que todavía se encuentra en el inmueble fueron enterrados junto a los monjes en el cementerio situado en el patio del cenobio.
Este año se cumple el 75 aniversario de la apertura de este penal, que permaneció activo hasta 1940, aunque la mayoría de los brigadistas fueron trasladados a otro campo de concentración en Burgos, concretamente en Miranda de Ebro, que permaneció abierto hasta 1943.
Luis Castro ha destacado la dureza de las condiciones en San Pedro de Cardeña, aunque el trato no era igual para los brigadistas internacionales que para los presos republicanos españoles, muchos de ellos procedentes del País Vasco o del norte de Burgos, de donde habían salido huyendo en la ofensiva de la primavera de 1937, aunque luego fueron apresados.
Los presos españoles realizaban trabajos forzosos en varias obras de Burgos, sobre todo en carreteras, aunque unos y otros se encargaron de la restauración del monasterio, que estaba prácticamente en estado de ruina, y de la construcción de las carretas de acceso a la zona.
Nacho García ha lamentado que el acto de hoy no haya sido respaldado ni por las autoridades del Ayuntamiento de Castrillo del Val, próximo al lugar, ni de la Diputación ni la propia comunidad cisterciense, que ha argumentado que se encuentran en un momento en que no cuentan con Abad y no pueden tomar este tipo de decisiones.
Ha recordado que desde que se cerró el penal de San Pedro de Cardeña sólo se ha realizado otro acto de homenaje en 1996, cuando se colocó una placa conmemorativa que días después fue retirada por la Diputación provincial.
(Todo Castilla y León. 6 / 11 / 2011)