El 31 de Marzo de 1937 es una fecha clave para la memoria de las víctimas de la represión franquista en Araba, aquel día un total de 16 presos políticos fueron sacados de la Prisión vitoriana de la calle La Paz para ser asesinados en el Puerto de Azazeta. Entre ellos se encontraba el último alcalde republicano de Gasteiz, Teodoro González de Zarate, además de otros cargos políticos, sindicalistas, afiliados o meros simpatizantes de todos los sectores ideológicos perseguidos por los franquistas. En lo que a número de víctimas de una misma actuación represiva se refiere, la masacre de Azazeta es la mayor matanza de civiles cometida en Araba por los aparatos franquistas.
Las 16 personas asesinadas en Azazeta fueron:
José Luís Abaitua Pérez
Víctor Alejandre Angulo
Casimiro Cerrajería Zarranz
Eduardo Cobo González
Manuel Collel Aguila
Jaime Conca Amorós
José Domingo Elorza San Vicente
Jesús Estrada Abalos
Juan Francisco Díaz de Arcaya López de Aberasturi
Antonio García Bengoechea
Daniel García de Albéniz Azazeta
Francisco Garrido Sáez de Ugarte
Constantino González Santamaría
Teodoro González de Zarate Sáez
Prisco Hernáez Arrizola
Manuel Hernández Ibañez de Garayo
Con motivo del 73 aniversario de la masacre de Azazeta en la que fueron asesinados 16 presos políticos alaveses, una veintena de familiares y víctimas de las diferentes etapas de la represión franquista han comparecido públicamente para dar a conocer un emplazamiento concreto de Ahaztuak 1936-1977 al Obispo de Vitoria-Gasteiz, Miguel Asurmendi.
Tras realizar una ofrenda florar en el monumento situado en la trasera del Palacio de la Diputación de Álava en memoria de todos los represaliados alaveses, Lander García, en nombre del colectivo que trabaja por la recuperación de la memoria histórica democrática y antifascista de las víctimas del franquismo, ha presentado una carta dirigida al Obispo de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz.
En el escrito que ha sido posteriormente entregado en la sede del Obispado, se emplaza públicamente a Miguel Asurmendi a que “tome las medidas necesarias para que desaparezca de una vez y para siempre ese gran escudo franquista de 3,20 metros con el águila imperial acompañada de la leyenda Una, Grande y Libre” que preside el interior de la Catedral Nueva de la capital alavesa. Denuncian que “el mantenimiento y exposición pública del mismo representa una clara exaltación de una dictadura que vulneró sistemáticamente los derechos humanos y que provocó un enorme sufrimiento a nuestro pueblo”.
En el caso de la Catedral Nueva de Gasteiz, Ahaztuak 1936-1977 ha recordado que “el templo está contaminado desde el día de su consagración, en septiembre de 1969, ya que fue inaugurado a bombo y platillo por el dictador Franco, que fue paseado bajo palio por la Iglesia, acompañado de un macabro séquito de ministros de la dictadura y obispos colaboradores con el régimen. Aquella inauguración fue un acto de total exaltación del franquismo que sigue teniendo continuidad 40 años después con la persistencia de ese gran escudo pétreo esculpido en el interior” en lo que han bautizado como “la Catedral de la Vergüenza de la simbología franquista en Euskal Herria”.
Consideran que “no vale mirar para otro lado, ni actuar como si no estuviera allí, por la responsabilidad que tenemos todos en la construcción de una sociedad basada en unos valores democráticos” exigen la desaparición de ese escudo por lo que emplazan al Obispo a que informe de las medidas que van a tomar al respecto.
(Agencias. 31 / 03 / 2010)