Fue una vez Varsovia y en uno de sus barrios encerraron a todo los judíos para que no se viera que allí había seres humanos.
Fue una vez Palestina partida en dos o tres o cinco mil cachos como carne que comen los perros hambrientos.
Fue una vez un idioma hebreo que nos menciona y nos tilda de “goyim”. Recomiendo al curioso que no mire en ningún diccionario, sino que se dirija directamente al Talmud, allí descubrirá que es una bestia inmunda. De paso encontrará las enseñanzas que reciben los militares judíos en las yesivás y por qué carecen de corazón cuando disparan al corazón de un palestino.
El ghetto de Varsovia se ha quedado pequeño, muy pequeño ante Gaza.
El muro se derrumbará con dinamita de tiempo.
(Texto: Manuel F. Trillo / Dibujo: Kalvellido)