domingo, septiembre 14, 2008

UN PASADO PRESENTE

Aunque con la llegada de la democracia se inició un proceso de retirada de los símbolos franquistas, treinta años después pueden seguir viéndose en las calles y plazas de todo el Estado español. Y Euskadi no es una excepción.

Representación sensorialmente perceptible de una realidad. Ésa es la primera acepción que la Real Academia de la Lengua ofrece de la palabra símbolo. Y aunque a muchos les pasen desapercibidos, lo cierto es que a otros muchos los símbolos franquistas que aún perduran en los municipios vascos les retrotraen a una realidad que, muy posiblemente, querrían olvidar. O, al menos, no recordarla a diario. Los ejemplos son muchos. Y las voces que piden su retirada son cada vez más. Ya no son sólo las asociaciones en las que se reúnen las víctimas del franquismo y sus familiares para reivindicar la memoria histórica de quienes padecieron cuarenta años de silencio forzoso y siguen padeciendo otros treinta de búsqueda de reconocimiento.

A ellos se les han sumado algunos partidos políticos. El tripartito que dirige el Gobierno vasco (PNV, EA y EB) ha presentado una iniciativa en el Parlamento de Gasteiz para emplazar a las instituciones públicas "a retirar de los edificios y vías públicas cuantos símbolos ensalcen al llamado Movimiento Nacional y los cuarenta años de dictadura subsiguientes". Una iniciativa ésta que, aunque cueste creerlo, tiene aún sentido, 33 años después de la muerte del dictador Francisco Franco. Él murió, su régimen fascista dio paso a la democracia, pero la simbología de los cuarenta años de opresión permanecen en algunos rincones de la geografía vasca.

Ahaztuak 1936-1977 ha recopilado algunos elementos que recuerdan el franquismo o a sus figuras relevantes en calles y localidades en la CAV. Un listado no tan extenso como en otros lugares del Estado, pero lo suficiente para remover la memoria de muchos.

De piedra y nombre

En Bizkaia esa lista enumera lugares como el edificio de Hacienda en la plaza Moyua de Bilbao, que en la parte superior de la fachada luce un escudo preconstitucional que se mantiene debido a la catalogación especial que tiene el inmueble. Eso sí, de él se retiraron las palabras una, grande y libre. Y es que ni siquiera la capital se libra de albergar esa más que incómoda simbología. No es sólo ese edificio. También la sede de Correos mantiene en su fachada principal, sobre la puerta de acceso otro escudo franquista. Y en otra sede, la de la Sociedad Bilbaina, una placa honra a los caídos -sólo a los de un bando-, con un escudo franquista bruñido en su base.

En las cercanías del Parque de Doña Casilda el símbolo no es de piedra. Una calle, Sánchez Mazas, dedicada a ese renombrado falangista, evoca tiempos pasados que deberían haberse quedado allí, en el pasado. Y en el barrio de San Inazio perduran algunas placas del Ministerio de la Vivienda franquista, como en tantos y otros bloques de pisos de protección oficial promovidos por la Falange y acogidos al auxilio social.

Otro de los ejemplos de este tipo de elementos en el herrialde vizcaino lo constituye el monumento erigido en el monte Gaztelumendi en el lugar exacto en el que los fascistas rompieron el Cinturón de Hierro, la línea defensiva que protegía Bilbao del asedio de las tropas de Franco en la Guerra Civil. Otra piedra, la levantada en Urbina en recuerdo de tres aviadores alemanes de la Legión Cóndor muertos en accidente continúa la lista de símbolos franquistas, aunque en territorio alavés.

Pero uno de los más imponentes monumentos fascistas de este herrialde es la cruz del monte Olarizu, que preside toda la zona sur de Gasteiz. Colocada por la Santa Misión Vitoriana en 1951, tiene en su base una inscripción bastante deteriorada y una serie de nombres, los de sacerdotes alaveses que cayeron en la "cruzada". En Laguardia, una placa recuerda a Luis Rabanera, jefe del Requeté de Araba y tío abuelo del ex-diputado general del PP Ramón Rabanera.

Y en esa misma localidad, existe un busto dedicado a Calvo Sotelo. De nuevo en Gasteiz, un escudo franquista preside la parte superior de una puerta en la Catedral Nueva de la capital alavesa. Un escudo visible a miles de ojos, porque se encuentra en la zona del templo que acoge el Museo Diocesano de Arte Sacro.

EN GIPUZKOA, MENOS

La labor de eliminación de símbolos relacionados con el régimen de Franco y con el denominado Movimiento Nacional desde el arranque de la democracia ha dejado en el herrialde de Gipuzkoa escasos vestigios simbólicos de esa etapa negra de la historia reciente.

Títulos honoríficos, denominaciones de calles, alguna placa semiescondida… forman parte de un listado de elementos relacionados con el franquismo que es mucho más reducido que en otros territorios. De hecho, aunque Donostia fue en su día ciudad de veraneo del caudillo y contó con numerosos símbolos del Movimiento, quizá el suelo guipuzcoano es el que menos ejemplos de aquéllos tiene en todo el Estado.

Uno de los pocos que quedan es la denominación anterior de la calle Easo, que llevaba el nombre de Víctor Pradera, y que aún puede leerse. Otro, el monumento erigido en homenaje a los caídos en la guerra en el bando franquista que se encuentra en el cementerio de Polloe. Sin olvidar la lápida que junto al primer piso de la avenida de La Libertad recuerda a Laura Brunet, viuda de García Noblejas. Colocada en 1962, esta placa homenajea a Brunet como "madre española ejemplar que ofreció a la patria la vida de cinco de sus hijos". Existen también otros elementos que datan de la dictadura y que se construyeron con el visto bueno del régimen y sus autoridades, pero que no son considerados símbolos políticos de esa época, como el Sagrado Corazón de Jesús que vigila la bahía donostiarra desde lo alto del monte Urgull. Un monumento cuya construcción se ideó antes de la dictadura pero que contó con todos los parabienes de Franco. símbolos franquistas Placa que se puede ver en la Sociedad Bilbaina situada en la calle Navarra de la capital vizcaina. Inscripción que recuerda al caudillo en el interior de la galería Punta Begoña en la playa de Ereaga. Otro recuerdo de la dictadura franquista recibe a todo aquel que entra en la sede de Correos de Bilbao.

Homenaje en Donostia a 380 fusilados

El colectivo Ahaztuak 1936-1977 homenajeó ayer con un sencillo acto celebrado en Donostia a 380 personas que fueron fusiladas por las tropas franquistas entre 1936 y 1942. Alrededor de doscientas personas se reunieron durante una hora frente al Ayuntamiento de la capital guipuzcoana, en los Jardines de Alderdi Eder, donde realizaron una ofrenda floral ante varios paneles en los que figuraban los nombres de los 380 fusilados.

(Deia. 14 / 09 / 08)