El abogado y emblema del Carlismo durante los últimos cuarenta años, José Ángel Pérez-Nievas Abascal, falleció ayer en Tudela, de donde era natural y donde residía, a los 77 años. Decano del Colegio de Abogados de Tudela durante tres años y estandarte de la renovación de la abogacía de la capital ribera, José Ángel Pérez-Nievas ejerció su profesión hasta el último día de su vida. En total, fueron más de 45 años como letrado y, al mismo tiempo, militante del Partido Carlista de Euskal Herria (EKA), del que fue presidente sin descanso hasta hace ocho años. Su retirada de la dirección no significó que se desvinculara de una lucha política que demostró en cada subida a Montejurra en compañía de su mujer, Mari Carmen Borderas, de sus cinco hijos y de todos sus nietos, a los que inculcó el tesón que, entre otras cosas, lo convirtió en el abogado más veterano de la Ribera.
trayectoria Nacido el 11 de diciembre de 1930, era el mayor de seis hermanos. Alumno del colegio de Jesuitas, cursó la carrera de Derecho en Deusto y se convirtió en el primer abogado que defendió, en Navarra, una causa frente a un jurado popular. En los años 70, antes de la llegada de la democracia, fue miembro del Consejo Foral, un órgano similar al actual Gobierno de Navarra. A partir de ahí, cabe recordar que formó parte, como fundador y representante del Partido Carlista, de iniciativas como el periódico Egin , la peña "Muthiko Alaiak" de Pamplona, Izquierda Unida o la Asamblea Anti-polígono. Precisamente, contra la instalación militar de Bardenas empleó todas las armas que sabía utilizar, las de la ley que entendía que le permitirían demostrar la ilegalidad del arrendamiento de ese territorio al Ejército español. En esa y en otras batallas estuvo hasta que la enfermedad que le diagnosticaron el pasado enero dejó huérfana a la íntegra y tozuda familia carlista, la misma a la que sostuvo cada primer domingo de mayo cubierto con una boina roja y apoyado en su makila .
Su mayor logro
Al margen de su interminable y pleno currículum profesional, José Ángel Pérez-Nievas será recordado siempre por su convencimiento a la hora de defender los ideales carlistas, un aspecto que unió indisolublemente al del afán de conseguir cerrar con justicia algunas heridas históricamente mal cicatrizadas. Es el caso de uno de sus logros más aplastantes y, al mismo tiempo, que mayor satisfacción personal le provocaron; el del reconocimiento de los asesinados en Montejurra 76, por parte de la Audiencia Nacional, como víctimas del terrorismo. Aquella sentencia, que le ocupó años de sueño y de pasión entre sumarios y documentos en su despacho de la calle Camino Caritat de Tudela, significó que el Ministerio de Interior tuviera que indemnizar a las familias de Aniano Jiménez Santos y de Ricardo García Pellejero, con 23 millones de pesetas. Más allá de las cifras, el legado de Pérez-Nievas, tras cuatro recursos, será siempre el de la dignidad recuperada y la verdad por encima de los hechos velados.
Hombre de pocas palabras en lo cotidiano, José Ángel Pérez-Nievas era, sin embargo, el mayor ejemplo de que el diálogo por encima de cualquier circunstancia supone un puente hacia la cordura. Por ello, y de nuevo como cabeza visible del Partido Carlista, no dudó en formar parte de la aventura del Foro de Lizarra. Lector empedernido, sabedor de la historia que vivió y de la que no pudo ser protagonista por motivos puramente cronológicos, Pérez-Nievas simbolizó la cabezonería de los auténticos creyentes en un ideal.
(Noticias de Navarra. 17 / 09 / 08)