Con el
fallecimiento de Ángel Mentxaka a sus 103 años, perdemos una de las
últimas voces que nos trasmitían, con increíble lucidez, la experiencia
personal y colectiva que supuso para los vascos de su generación
el terrible trauma de la guerra civil española. A pesar de su edad
mantenía el recuerdo de aquellos momentos vivo en su pensamiento y así
lo trasmitía a aquellos que tuvimos la fortuna de poder escuchar sus
palabras. Y conservaba no sólo el recuerdo de la tragedia sufrida si
no también un espíritu que no se doblegó a pesar de los castigos
recibidos y que hablaba de justicia social, de libertad y de Euskal
Herria.
Hizo la guerra en el batallón mendigoxale de "Lenago
Il", cayó prisionero y pasó, desde el penal de Santoña, por diferentes
centros de internamiento, para acabar en un batallón de trabajadores
teniendo que colaborar en la industria que los franquistas utilizaron
para ganar la guerra desde su experiencia profesional como obrero de la
Naval de su pueblo natal Sestao.
Se nos ha ido un referente,
pero atrás ha dejado un legado de honestidad, sacrificio y generosidad,
un ejemplo de militante abertzale.
AGUR ETA OHORE, EUSKO GUDARIA!!