"Desde aquí,
soñando con verles lo más pronto posible, me despido con sentimientos
tristes pero con ánimos para el futuro que junto a vosotros
continuaremos forjando en esta batalla de las personas honradas. Pienso
que en la situación actual el gran fracaso es de la derecha que no
admitió la derrota sobre el fascismo y el gran fracaso es también de la
izquierda que no mostró la historia real a las siguientes generaciones.
De ahí la crisis de valores y la vuelta de los fascismos en sus peores
manifestaciones ante el asombro de la juventud, que desconoce el horror
que traen las dictaduras". El pasado jueves falleció en Moscú la mujer
que ideó estas líneas, uno de los mayores iconos vivos del antifascismo:
la comunista Adelina Kondratieva, nacida en Argentina. Ella, junto a su
hermana Paulina, conocieron durante la Guerra Civil al lehendakari José
Antonio Aguirre. Estas dos mujeres relataron en su libro de memorias Mosaico roto
una anécdota sobre el presidente del primer Gobierno de Euzkadi. Ambas
se mostraron sorprendidas porque ante ellas, ateas, Aguirre tomó el
crucifijo para condenar el fascismo. También relatan el suceso en la
película Dos hermanas.
Kondratieva visitó años atrás Durango como presidenta de la
Asociación Archivo Guerra y Exilio (AGE) y en Bizkaia impartió también
diferentes charlas, algunas muy recordadas por el interés ciudadano que
concitaron. Fue una veterana de la Guerra Civil española y de la Segunda
Guerra Mundial. Fue brigadista internacional, presidenta de la sección
española del Comité Soviético de Veteranos de Guerra e, incluso,
teniente de Aviación de la República Española.
"Es terrible", lamentaba a DEIA la secretaria general de AGE,
Dolores Cabra. "Es durísimo salir de dar de baja a la brigadista,
nuestra presidenta Adelina, y casi al mismo tiempo al guerrillero Jesús
de Cos (cántabro muerto días antes)", enfatizó Cabra, quien definió a
Kondratieva como "la gran luchadora por la libertad, brigadista
internacional, gran impulsora del movimiento memorialista en España
desde que nos conocimos a principios de los 90".
Hija de emigrantes
Nacida en Buenos Aires en 1917, de padres rusos, su padre Benjamín
Abramson emigró a Argentina en 1910 para huir de la represión zarista
que le había condenado a muerte. Allí residió la familia hasta 1932 en
que se trasladan a Rusia para participar en la construcción del Estado
socialista. Adelina solicitó su ingreso en la Unión de Juventudes
Comunistas y se le denegó por considerarla "hija de un trotskista, con
el agravante de haber nacido en Buenos Aires". Le costó dos solicitudes
más y a la tercera la admitieron.
Veterana de la Guerra Civil, visitó hace unos años Durango e impartió diferentes charlas en Bizkaia
Adelina, con su padre Benjamín, y con identidades falsas,
salieron en enero de 1937 rumbo a España, donde ya se encontraba su
hermana Paulina, para participar en la lucha contra el fascismo. Después
de atravesar clandestinamente la Europa fascista y Francia,
consiguieron llegar a Barcelona y Valencia. Adelina, tenía 19 años y,
por sus conocimientos de español fue destinada, como intérprete y
traductora, al Estado Mayor de la Fuerza Aérea de la República. Uno de
los trabajos de Adelina y sus compañeros era pasar toda la noche atentos
a la información de la centralita que daba los partes de los
aeródromos.
En 1938 regresó a Moscú donde ingresó en la Universidad Obrera
para adultos y se doctoró en Ciencias Históricas. En 1941 estudia
italiano para servir durante la invasión nazi como intérprete de los
prisioneros italianos en el frente ruso. Alcanzó el grado de teniente
superior del Ejército Soviético entre 1941-1949 y participó activamente
en toda la campaña militar durante la ocupación alemana de la Unión
Soviética. Se casó con el también militar Alexander Kondratiev y tuvo
una hija, Elena. "Mi vida íntima fue trágica", valoró a un programa de
televisión.
Brigadas Internacionales
En
1951 fue detenido su padre, con 63 años, acusado de trotskista.
Adelina, hubo de acompañarle en su detención por orden del mayor. Fue
liberado tras la muerte de Stalin. En los años 90 comenzó a realizar
viajes periódicos al Estado español. "Fue la inspiradora y principal
impulsora del Homenaje a las Brigadas Internacionales de 1996", apunta
Dolores Cabra.
En marzo de 1997 impulsó la creación de la Asociación Archivo
Guerra y Exilio (AGE) y la digitalización de archivos y documentación
dispersa por todo el mundo, especialmente por Rusia, relativa a la
Guerra Civil. Viajó junto a Dolores Cabra por numerosos países: Gran
Bretaña, Italia, Canadá, Estados Unidos, México, Suiza, Luxemburgo y
Rusia, solicitando a los exiliados y a los brigadistas que colaboraran
en la labor de recuperación de la memoria histórica de España. Residió
largas temporadas en España, incluso en condiciones económicas muy
difíciles, para formar equipos de trabajo, conseguir apoyos y reunir
materiales y personas dispuestas a dar un fuerte impulso a la
recuperación de la memoria histórica.
Hasta su fallecimiento fue presidenta de AGE y tuvo el mismo
cargo en la sección española de los militares participantes en la Guerra
Civil Española del Comité de Veteranos de Rusia Guerrilleros
Antifranquistas. "La última vez que estuve con ella -evoca Dolores-, fue
con motivo del 75 aniversario de la evacuación de los niños de la
guerra. En el Centro Español de Moscú asistimos a los actos
conmemorativos y en el gran salón tuvo una de sus últimas intervenciones
públicas, en apoyo solidario a la lucha por el mantenimiento del
Centro, en peligro de desahucio por la falta de apoyo del gobierno de
España. Tuvimos en esos días también un entrañable encuentro en el
Comité de Veteranos con nuestras gentes queridas.
¡Hasta siempre Adelina!".
(Deia. 19 / 12 / 2012)