La Sociedad
Txinparta, organizadora de los homenajes a los fusilados tras la fuga
del Fuerte San Cristóbal, y la sociedad de estudios Aranzadi han
localizado esta semana en el término municipal de Antxoritz, a unos 8
kilómetros de Pamplona y cerca de la localidad de Ilúrdoz, una fosa con
restos que pueden pertenecer a seis fusilados durante la Guerra Civil.
Además, según testimonios recabados entre los vecinos de Ilúrdoz, en las
inmediaciones podría haber otras tres fosas, dos de ellas
correspondientes a fusilados durante la guerra, y otra que puede
albergar los restos de protagonistas de la trágica huida del monte
Ezkaba.
La primera de las excavaciones tuvo lugar el viernes en un
terreno particular que se encuentra junto a la carretera que conduce al
pueblo de Ilúrdoz, en el valle de Esteríbar. La exploración se inició
como resultado del testimonio de un vecino de Ilúrdoz que participó en
el entierro de los fusilados en 1936, alrededor del 20 de noviembre, día
de Cristo Rey, cuando tenía tan solo 13 años. "Nos había dicho que
recuerda que los habían enterrado en esa zona y pedimos permiso al
propietario del campo, que también sabía de la existencia de la fosa",
declaró Koldo Pla, de la Sociedad Txinparta.
Debido a las fuertes precipitaciones que se registraron
durante el viernes, los responsables de la excavación procedieron a
cubrir los restos óseos con un toldo blanco para que no sufran ningún
daño. Los huesos todavía no han sido exhumados ni analizados y
permanecerán así "un par de semanas", a la espera de contar con un
equipo de antropólogos completo, señaló Pla.
La identidad de las víctimas todavía es un misterio, ya que no
se han encontrado datos ni documentación que acompañe a los cuerpos. El
proceso de identificación puede que sea largo, según informó Pla, al
ser necesario comprobar los documentos de salida de presos de la cárcel
de Pamplona en fechas cercanas a noviembre de 1936 que correspondan a un
grupo de seis personas.
Otras tres fosas
Los
testimonios recabados entre los vecinos hacen sospechar a Txinparta de
la posibilidad de que existan otras tres fosas, dos de ellas de
fusilados en la guerra y una con reos huidos durante la fuga de San
Cristóbal en 1938. Una de las pistas más fiables apuntaba a la
existencia de una fosa con unos diez esqueletos en una finca particular,
en el jardín junto a la piscina y la huerta, hasta donde fueron
trasladados atados de pies y manos y emparejados, comentó Koldo Pla.
Durante todo el día de ayer, miembros de la sociedad y
Aranzadi estuvieron excavando en el terreno bajo la supervisión de la
familia propietaria, aunque la investigación se saldó sin éxito, ya que
los límites de la finca no existían en el momento del entierro y se
sospecha que los restos pueden encontrarse en la finca contigua.
El terreno en el que se realizó la inspección ayer fue
comprado hace 30 años y el propietario tuvo conocimiento de que podía
haberse producido un enterramiento en la zona, motivo por el cual
instaló un pequeño monolito en una de las esquinas del jardín a modo de
recuerdo, relató Pla.
La tercera fosa que alberga, supuestamente, restos de
fusilados durante la Guerra Civil se encontraría junto a una borda,
cuyos propietarios son los mismos que poseen el campo en el que se
encontraron los seis esqueletos. Se trata de una "referencia extraña",
señaló Pla, ya que los dueños no tenían conocimiento del posible
enterramiento, donde se sospecha que puede haber entre diez y doce
personas inhumadas.
(Noticias de Navarra. 28 / 10 / 2012)