Pero lo que se presentaba como una jornada marcada en cierta medida por la presencia de Idoia Mendia en la plaza del 3 de Marzo como representante del Gobierno de Lakua en un acto que tuvo lugar por la mañana, concluyó con cargas policiales frente a la sede del PP, donde un grupo de jóvenes había iniciado una sentada pacífica reclamando justicia para las cinco víctimas de 1976.
Los jóvenes, que iniciaron la sentada pasadas las 20.00 tras una manifestación convocada por la mayoría sindical, se situaron entre la Subdelegación del Gobierno español y la sede del PP con unos ataúdes negros en recuerdo a los cinco fallecidos.
El acto no paso desapercibido para la Ertzaintza, que cerró con sus furgones la calle Olaguíbel. Tras dialogar unos minutos, cuando los jóvenes comenzaban a levantarse, los agentes desplegados optaron por realizar una primera carga porra mano en la misma calle. El primer balance: quince heridos y tres detenidos.
A la primera carga policial le siguió otra en la calle Postas, junto a la plaza de Los Fueros, y una más por la cuesta de San Francisco, desde donde resonaban los gritos de rabia contra la actuación de la Policía autonómica. Mientras, en Olaguíbel un grupo de personas denunciaba a viva voz la actuación de la Ertzaintza: «No tenéis vergüenza», o «Son solo unos chavales».
Además, cerca de las 22.00, la Ertzaintza realizó una nueva detención, esta vez en el Hospital Santiago, de donde se llevó a uno de los heridos.
Un acto para la foto
Lo cierto es que la jornada comenzó y finalizó con la Ertzaintza como protagonista. Desde primera hora de la mañana los furgones de la Policía autonómica recorrían las calles adyacentes al monolito en recuerdo a las víctimas del 3 de Marzo. La fuerte presencia policial hacía presagiar quiénes serían los protagonistas del primer homenaje del día. Ya había una ofrenda precedida por el ramo rojo, amarillo y morado de Ezker Batua y por un flor anónima, colocada por un vecino del barrio.
Pasadas las 10.30 y con más de treinta años de retraso, hicieron su aparición en la plaza del 3 de Marzo la portavoz del Gobierno de Lakua, Idoia Mendia, los secretarios generales de CCOO y UGT en la CAV, Unai Sordo y Damaso Casado, y una escasa representación del PSE, encabezada por el parlamentario Jesús Loza.
Un minuto de silencio, un ramo a cargo del Ejecutivo de Patxi López y unas fotos ante el monolito dieron paso a unas declaraciones que no dejaron indiferentes a los aludidos. Ante las cámaras, Mendia trató de hacer bandera de la tragedia afirmando que su presencia tenía por objeto reconocer lo ocurrido y recuperar la memoria de las víctimas. Intenciones que no quedaron reflejadas en la agenda del Ejecutivo autonómico ni en 2010 ni en 2011.
No obstante, lo que asombró a propios y extraños fue la defensa que realizó de los sindicatos que le arroparon. «He querido que me acompañaran los dirigentes de CCOO y UGT porque era gente de esos sindicatos la que estaba en esa iglesia y sufrieron la muerte», afirmó. Esta frase no pasó inadvertida para quienes asistieron a la concentración de las 18.00, que no podían dar crédito al hecho de que Mendia intentara crear un nuevo relato de aquellos hechos.
Por otro lado, a las 12.00, cientos de personas se congregaron en el salón de actos del centro cívico Aldabe para asistir a un acto político a cargo de la izquierda abertzale, que aprovechó el contexto para honrar a las familias de los fallecidos y reivindicar su memoria. Txelui Moreno fue el encargado de tomar la palabra. Recordó a las víctimas y se preguntó dónde estaban los dirigentes del PP. Una formación que exige a la izquierda abertzale pasos en el reconocimiento del sufrimiento causado por ETA, mientras niega los actos violentos cometidos por el Estado español. «¿Tiene miedo de la verdad el PP?», cuestionó.
Tal como señaló, «han pasado 36 años, ellos queriendo ocultar y nosotros denunciando». «Fueron años muy duros, en los que se consiguieron derechos importantes, derechos que nadie regaló. Todo lo conseguido fue a base de sangre, sudor y lágrimas; y grandes dosis de compromiso, determinación y organización», añadió.
Una vez finalizado el acto, todos los presentes recorrieron los 300 metros que separan Aldabe de Zaramaga para proceder al homenaje tributado por los partidos y las agrupaciones abertzales. A las 13.30 se podían distinguir entre los presentes los rostros de Rafa Larreina (EA), Dani Maeztu (Aralar) y Haxier Arraiz (izquierda abertzale), entre otros.
En esta ocasión cambió el guión tradicional durante los últimos años. En lugar de intervenir una persona por cada formación, los diferentes partidos convocantes optaron por consensuar un texto en el que se evidencia que, al igual que en 1976, en 2012 el pueblo vasco necesita una «segunda y verdadera transición democrática, basada en el reconocimiento de Euskal Herria como nación, así como su derecho a decidir libre y democráticamente su futuro».
Comisión de la Verdad
La tarde estuvo reservada para los sindicatos. A las 18.00, cientos de personas se concentraron en Zaramaga para asistir al último homenaje de la jornada, el único en el resonaron las palabras de los familiares de las víctimas, quienes, por boca de Eva Barroso, volvieron a reivindicar la creación de una Comisión de la Verdad que esclarezca lo ocurrido el 3 de marzo de 1976 y depure las responsabilidades.
Durante su intervención, Barroso tuvo una mención especial para Juan Gabriel Rodrigo y Vicente Antón Ferrero, fallecidos como consecuencia de la represión policial que se reprodujo en las jornadas posteriores al 3 de marzo en Tarragona y Basauri, respectivamente.
Tras su intervención llegó el turno de los sindicatos. Gotzon Kortazar (LAB) resaltó las similitudes existentes entre las situación actual y la vivida por los obreros de Gasteiz en 1978; y lamentó que Manuel Fraga, responsable político de los sucesos acontecidos en Zaramaga, haya fallecido sin ser juzgado por ello. Además, realizó un llamamiento a participar en la huelga general del 29 de marzo.
Finalizado el acto, comenzó una manifestación multitudinaria por el centro de Gasteiz. Miles de personas exigiendo justicia. El final de esa marcha es el principio de este relato.