Para la celebración del homenaje a las mujeres que entre los años 1938 y 1947 estuvieron presas en la cárcel de Amorebieta desde Ahaztuak 1936-1977 nos pusimos en contacto con una persona referencial de la lucha antifascista desde los primeros dias del "alzamiento nacional", es decir, desde el mimso momento del golpe de estado del 18 de Julio de 1936. Esta persona es una mujer. Se llama Rosario Sanchez Mora y es mas conocida quizás como Rosario "Dinamitera" desde que aquel gigante poeta del pueblo, Miguel Hernández, le dedicara un precioso poema tras perder Rosario su mano en la lucha frente a las tropas franquistas.
Aquella miliciana que fue Rosario hoy es una mujer anciana, de casi noventa años, con varios by-pass que intentan facilitar la tarea de su fatigado corazón pero con una disposición a seguir en la lucha que inició en su jueventud a toda prueba: desde el primer momento nos dó su apoyo y su voluntad de acompañarnos este domingo dia 11 en Amorebieta. No ha podido ser sin embargo, pero Rosario asi y todo ha estado presente: nos ha enviado una carta, una carta preciosa y firme que transcribimos a continuación.
"Cuando desde la asociacion “Ahaztuak 1936-1977” se pusieron en contacto conmigo para invitarme a compartir y tomar parte en el acto y homenaje que estais en estos momentos celebrando diferentes sentimientos se arremolinaron en mi interior. Por un lado la satisfacción de ver que la lucha, el sacrificio y las penalidades de todas aquellas personas que en 1936 y en los años siguientes defendimos la legalidad popular republicana frente al golpismo de la derecha y del fascismo no ha sido olvidado, sino que es asumido y reivindicado por nuevas generaciones como algo propio.
Por otro lado sentimientos de profundos recuerdos, de dolor y alegria, que tienen que ver con las compañeras que en ese edificio que teneis frente a vosotros y en otros similares –el “Chalet de Orúe” en Bilbao, el convento convertido en carcel de Durango, la prisión de Saturraran… por deciros algunos de los que teneis en vuestra cercania geografica- compartimos momentos de intenso sufrimiento pero tambien muchos de solidaridad y apoyo mutuo frente a aquel atroz sistema carcelaria con el que el regimen de aquella “Nueva España” nos castigaba a nosotras y a decenas de miles de personas de todo el Estado español por haber tenido la osadia de enfrentarnos a su proyecto de estado y de sociedad fascista y nacional-catolico, por haber tenido la osadia de haber pensado la Libertad y haber comenzado a ponerla en practica.
Los golpistas vencedores no solo castigaban el habernos opuesto al golpe del 18 de Julio con las armas en la mano, sino que castigaba sobre todo nuestra voluntad y nuestro trabajo por traer para los hombres y mujeres de toda la Peninsula una verdadera democracia politica, social y economica; una educación laica alejada del secular dominio clerical que entre otras cosas era el responsable del atraso intelectual de miles y miles de personas, era el responsable de ideas y miedos que sustentaban el dominio sin escrupulos y sin medidas de los caciques y patronos… Castigaba, entre otras cosas, por ejemplo, el haber conseguido el derecho al voto femenino, el derecho al divorcio, el derecho a los matrimonios civiles, el querer una educación para todos que no hiciera personas serviles sino personas criticas y mas libres …
Recuerdo tambien -¿cómo no hacerlo?- aquellos niños y niñas encerrados ahí y en los otros centros de reclusión junto a sus madres. Recuerdo su hambre, su miedo, su dolor. Niños a los que se les negaba conscientemente su derecho a ser niños, a reir como niños, a ser felices y alegres como tales y se les convertia en presos de dos, de tres, de cinco años, en condiciones similares a las de todas nosotras. Hijos e hijas que eran utilizados por aquellas monjas carceleras que nos cuidaban, por aquel regimen que mandaba sobre ellas, para infligir aun mas castigo al castigo de la carcel, mas dolor al dolor de la carcel. En mi caso, como en el de miles de mujeres, el dolor de haber sido separada de mi propia hija.
Y recuerdo tambien la alegria del reencuentro con los mios, con las compañeras y compañeros que iban, que ibamos saliendo de la carcel, para enfrentar una vida no menos dura en la que tambien seguimos luchando por las mismas ideas que nos habian llevado a prisión, por las mismas ideas de democracia politica, social y economica que hoy la mayoria de las que aun vivimos seguimos teniendo y seguimos creyendo que merece la pena luchar por ellas.
Es por todo ello por lo que agradezco enormemente la invitación a vuestro acto y aunque fisicamente no pueda estar ahí, mi corazón cansado late con fuerza ahora junto a los vuestros. Una nueva sociedad de justicia, de igualdad y respeto entre hombres y mujeres, es hoy tan necesaria como ayer. Solo tenemos que abrir los periodicos para darnos cuenta. Nunca debemos desmayar en esa búsqueda, en ese objetivo que no es la búsqueda de una idea sin mas, sino de una forma de vivir el dia a dia con dignidad, con libertad, con igualdad. Asi fue como lo entendimos nosotros en los años de la II Republica, en los años de la guerra y en los años posteriores. Por ello nos organizamos en partidos, en sindicatos, en asociaciones… Decenas de miles de personas, hombres y mujeres murieron por ello, sufrimos prisión y persecución por ello, pero tambien vivimos por ello.
Gracias a todos y a todas las presentes por no dejar con vuestra lucha diaria, con vuestra presencia en este acto y en otros actos como este que todo ese sacrificio caiga en el olvido.
Gracias por trabajar porque aquella semilla que fuimos fructifique en una nueva cosecha de Democracia, de Libertad y Justicia Social. "
Rosario Sánchez Mora, “Rosario “Dinamitera”
Por otro lado sentimientos de profundos recuerdos, de dolor y alegria, que tienen que ver con las compañeras que en ese edificio que teneis frente a vosotros y en otros similares –el “Chalet de Orúe” en Bilbao, el convento convertido en carcel de Durango, la prisión de Saturraran… por deciros algunos de los que teneis en vuestra cercania geografica- compartimos momentos de intenso sufrimiento pero tambien muchos de solidaridad y apoyo mutuo frente a aquel atroz sistema carcelaria con el que el regimen de aquella “Nueva España” nos castigaba a nosotras y a decenas de miles de personas de todo el Estado español por haber tenido la osadia de enfrentarnos a su proyecto de estado y de sociedad fascista y nacional-catolico, por haber tenido la osadia de haber pensado la Libertad y haber comenzado a ponerla en practica.
Los golpistas vencedores no solo castigaban el habernos opuesto al golpe del 18 de Julio con las armas en la mano, sino que castigaba sobre todo nuestra voluntad y nuestro trabajo por traer para los hombres y mujeres de toda la Peninsula una verdadera democracia politica, social y economica; una educación laica alejada del secular dominio clerical que entre otras cosas era el responsable del atraso intelectual de miles y miles de personas, era el responsable de ideas y miedos que sustentaban el dominio sin escrupulos y sin medidas de los caciques y patronos… Castigaba, entre otras cosas, por ejemplo, el haber conseguido el derecho al voto femenino, el derecho al divorcio, el derecho a los matrimonios civiles, el querer una educación para todos que no hiciera personas serviles sino personas criticas y mas libres …
Recuerdo tambien -¿cómo no hacerlo?- aquellos niños y niñas encerrados ahí y en los otros centros de reclusión junto a sus madres. Recuerdo su hambre, su miedo, su dolor. Niños a los que se les negaba conscientemente su derecho a ser niños, a reir como niños, a ser felices y alegres como tales y se les convertia en presos de dos, de tres, de cinco años, en condiciones similares a las de todas nosotras. Hijos e hijas que eran utilizados por aquellas monjas carceleras que nos cuidaban, por aquel regimen que mandaba sobre ellas, para infligir aun mas castigo al castigo de la carcel, mas dolor al dolor de la carcel. En mi caso, como en el de miles de mujeres, el dolor de haber sido separada de mi propia hija.
Y recuerdo tambien la alegria del reencuentro con los mios, con las compañeras y compañeros que iban, que ibamos saliendo de la carcel, para enfrentar una vida no menos dura en la que tambien seguimos luchando por las mismas ideas que nos habian llevado a prisión, por las mismas ideas de democracia politica, social y economica que hoy la mayoria de las que aun vivimos seguimos teniendo y seguimos creyendo que merece la pena luchar por ellas.
Es por todo ello por lo que agradezco enormemente la invitación a vuestro acto y aunque fisicamente no pueda estar ahí, mi corazón cansado late con fuerza ahora junto a los vuestros. Una nueva sociedad de justicia, de igualdad y respeto entre hombres y mujeres, es hoy tan necesaria como ayer. Solo tenemos que abrir los periodicos para darnos cuenta. Nunca debemos desmayar en esa búsqueda, en ese objetivo que no es la búsqueda de una idea sin mas, sino de una forma de vivir el dia a dia con dignidad, con libertad, con igualdad. Asi fue como lo entendimos nosotros en los años de la II Republica, en los años de la guerra y en los años posteriores. Por ello nos organizamos en partidos, en sindicatos, en asociaciones… Decenas de miles de personas, hombres y mujeres murieron por ello, sufrimos prisión y persecución por ello, pero tambien vivimos por ello.
Gracias a todos y a todas las presentes por no dejar con vuestra lucha diaria, con vuestra presencia en este acto y en otros actos como este que todo ese sacrificio caiga en el olvido.
Gracias por trabajar porque aquella semilla que fuimos fructifique en una nueva cosecha de Democracia, de Libertad y Justicia Social. "
Rosario Sánchez Mora, “Rosario “Dinamitera”