miércoles, abril 15, 2009

VITORIA RESCATA LA MEMORIA DE BOB DOYLE, EL´ÚLTIMO BRIGADISTA IRLANDES

En su papel de activista antiglobalización, Bob Doyle participó en los últimos años en protestas contra la guerra de Irak, el bloqueo en Cuba o las agresiones al medio ambiente, defendió la legalización del cannabis y mostró su posición favorable al gobierno de Hugo Chávez. Bob Doyle no era, sin embargo, el joven revolucionario que viene a la mente cuando se habla de Génova, Seattle y otros hitos del anticapitalismo del siglo XXI, sino el último brigadista irlandés vivo que participó en la Guerra Civil española, hasta que falleció el pasado 22 de enero en Londres a los 92 años de edad. Por ello, el colectivo Ahaztuak le ha organizado un homenaje este sábado, en la taberna Paddy Shorts de la vitoriana calle Santa Lucía, en el que se proyectará un vídeo sobre su vida y se instalará una placa conmemorativa recién llegada de Dublín.

Este capítulo de la campaña 1939-2009, ni cautivos ni desarmados, persigue recuperar la memoria de un hombre que se enroló en la XV Brigada, conformada por 300 irlandeses, 71 de los cuales murieron en combate. Doyle tuvo más suerte, sobrevivió a la contienda, pero fue hecho prisionero por los fascistas italianos en Aragón y torturado por los falangistas y por la Gestapo nazi en el monasterio burgalés de San Pedro de Cardeña, donde llegaron a simular su ejecución.
También logró salir con vida en aquella ocasión, gracias a un intercambio de prisioneros efectuado en 1939. Inmediatamente se puso a trabajar con el Partido Comunista para organizar la resistencia contra Franco, después se alistó en la Marina inglesa para combatir a los nazis, y una vez derrocados estos pasó a convertirse en sindicalista.

Doyle, residente en Londres y casado con una ciudadana española, narró en el libro Memorias de un rebelde sin pausa su participación en la segunda batalla de Belchite y fue hasta el día de su muerte un incansable viajero, pues a pesar de vivir en la capital inglesa no se perdía las conmemoraciones anuales de las batallas del Jarama y Brunete, y aportó su testimonio en todos los homenajes a las Brigadas Internacionales a los que fue invitado.

Doyle dedicó los últimos años de su vida a defender el pacifismo y a denunciar los abusos de las grandes empresas en los países del Tercer Mundo, ochenta años después de iniciarse en la militancia socialista como miembro del primigenio IRA, que logró la independencia de la isla de los británicos, y luchando contra loscamisas azules de su país natal, una especie de Falange irlandesa.

Doyle era uno de los últimos representantes vivos de las Brigadas Internacionales, 40.000 voluntarios que ofrecieron una alternativa al Tratado de No Intervención que decantó en gran medida la contienda del lado franquista. Los brigadistas provenían de 54 de los 66 estados reconocidos en 1936, muchos de ellos naciones democráticas, como Gran Bretaña o Estados Unidos, que rehusaron participar en la Guerra Civil. Sus ciudadanos respondieron alistándose.

(Noticias de Alava. 15 / 04 / 09)