lunes, abril 13, 2009

REPÚBLICA. Artículo de opinión de Tomás Zornoza


DESDE el punto de vista de la lógica y la racionalidad, el sistema republicano es la culminación de la democracia ciudadana. Una persona, un voto; un presidente, un ciudadano.

Basándonos en este organigrama cívico y democrático, día a día los republicanos volvemos a reivindicar este sistema como el ideal para la gobernación de un Estado desde la base (ayuntamientos) hasta la máxima institución del mismo (jefatura y presidencia de gobierno). El anacronismo de una monarquía queda patente en su base medieval argumentando orígenes divinos, apelando a mitos, herencias y a tradiciones inmovilistas.

El caso de la monarquía española cumple otro requisito antidemocrático que es la imposición de dicha monarquía borbónica por un general dictador que, pactando con los herederos borbónicos, llega a un acuerdo para que después de su muerte se proclame una monarquía borbónica / franquista.

La derecha española con sus distintas franquicias nunca ha puesto en tela de juicio esta imposición, más bien con sus medios dan una gran cobertura mediática a la Corona (ya nos hacen hasta teleseries). Esto tiene su lógica ya que dicha derecha siempre fue franquista o, como menos, nunca antifranquista. Los demócratas en el Estado español siempre fueron antifranquistas, como los demócratas italianos fueron antifascistas o los alemanes antinazis.

En España, los demócratas defendieron la república emanada de las urnas en el año 31 oponiéndose a los golpes de Estado, primero de Sanjurjo y posteriormente, de Franco.

En el abanico político actual, un partido de tradición republicana tiene una asignatura pendiente con el republicanismo. Creo que habrá infinidad de militantes de base republicanos pero hoy por hoy las distintas ejecutivas del partido siguen apuntalando la monarquía, bien por convicción, ya que es posible que sean monárquicos o por otros temas que debían exponer a la ciudadanía.

Hoy por hoy sigue existiendo una base republicana en la ciudadanía del Estado (Izquierda Unida y otras fuerzas nacionalistas) con dificultad para acceder a distintos medios de comunicación a nivel estatal para tratar temas como el dilema monarquía-república, pero el espíritu republicano persiste en agrupaciones como Unidad Cívica Republicana o distintos colectivos exigiendo que se abra un proceso de debate entre los ciudadanos para discutir el formato de jefatura de Estado que nos queremos dotar, vitalicia y hereditaria como ahora (monarquía) o bien que recaiga en un ciudadano puesto por las urnas y por un periodo de t iempo determinado (república).

Iniciado este proceso, llegaremos a un plebiscito para decidir democráticamente cómo debe ser la jefatura y la vertebración del Estado. La segunda república sucumbió fusilada por la barbarie, la tercera se proclamará por la fuerza de los votos de los ciudadanos que queremos un avance social y político.

Por una república federal y laica.

(Noticias de Navarra. 13 / 04 / 09)