lunes, abril 13, 2009

ESTELLA, 14 DE ABRIL. Artículo de opinión de Julián R. Bujanda

Fue un 14 de abril un día para el recuerdo. En él se hicieron realidad los sueños de un pueblo que anhelaba la república como una utopía para alcanzar la verdadera libertad. Días de alborozado júbilo. Y fue el pueblo llano quien más esperanzas puso en ese nuevo curso de la Historia, ya poco más podían perder. En ayuntamientos y hogares se abrieron puertas y ventanas a otra forma de hacer política. Por fin aires nuevos llenos de ética, moral y libertad podía orear el tufo acumulado por tantos años de ordeno y mando de absolutismo caciquil. Pero no iba a durar mucho la nueva aventura frente a los que unidos por sus negocios y su hipócrita religión mirarían para otro lado, cuando no, darían cobertura a los desmanes de un fascismo de brazo en alto y correaje. Ejecutores del ángel de la muerte azul y boina roja. Cruzados de un Dios, el suyo y de su propiedad e implacable (execrable), que nunca pide perdón ni corrige sus errores (horrores). Porque al fin, fueron los de siempre quienes pudieron imponer la victoria, que no la paz, para que los hombres y mujeres de bien explayaran sus falsos rezos a golpes de pecho en una contrición de tramoya.

Han pasado los años y todavía hoy tenemos que recordar aquel hecho como algo que pudo ser y no fue. Con una clase política alejada de la realidad de las víctimas, pasadas y presentes, a las que ignoran y ningunean en una falsa maniobra por no admitir sus dejaciones y su falta de valentía política y ética de reparación del daño causado. Políticos demasiado bien instalados en el pesebre como para decir que no hay que remover el dolor que otros de su equivalente catadura hicieron sin ningún pudor. Por eso, el 14 de abril seremos muchos quienes recordarán a los Fortunato Aguirre, Eladio Pérez, Inocencio Pérez, Leandro Nagore e hijo, Clemente Ros y otros, que dieron su vida por un ideal que al fin, en vez de procurar una mejor vida para todos, les supuso la muerte frente a un pelotón de chacales sin cultura, decencia, moral o compasión. Ineptos al servicio de unos intereses en la mayoría de los casos ajenos a su propia realidad y de bastarda ideología.

A 14 de abril de 2009, sin haber hecho justicia pero sin olvido y con cariño por los que supieron dar lo mejor de sí mismos, un recuerdo y un abrazo, así como para quienes como ellos luchan por un mundo mejor y más justo.
(Noticias de Navarra. 13 / 09 / 04)