Una marcha por el monte Ezkaba que finalizó con 207 asesinados bosque abajo, 585 capturados, y solo tres presos fugados que "pudieron salvarse del odio de la guerra" al traspasar la frontera.
Bajo un sol de justicia y ante la tenebrosa puerta de acceso al fuerte protagonista de dicha evasión -ayer repleta de "flores de cariño"-, el tributo comenzó pasadas las 12.00 horas con los acordes de la "emocionante" canción IlargiRonronea (Luna Ronronea ), interpretada por la Fanfarre Libertaria. El grupo musical, que también quiso obsequiar a los caídos con Martxa Baten Lehen Notak , La Internacional -cantada por buena parte de los presentes-, e Hijos del pueblo ; arrancó las lágrimas entre los más de mil asistentes cuando entonaron la estrofa el bien más preciado es la libertad , estribillo de Marcha Triunfal , tema con el que concluyó el homenaje musical.
Minutos después, Koldo Pla, portavoz de la asociación Txinparta -organizadora del acto- tomó la palabra para dar la "bienvenida a todos los asistentes", unas "personas a quienes les une, una año más, el recuerdo de aquellos que murieron asesinados en el monte Ezkaba"; y para presentar los testimonios de algunos familiares de los hombres caídos o desaparecidos en el Fuerte de San Cristóbal. Declaraciones que, sin duda, constituyeron el momento más emotivo del sentido homenaje.
Sinceros testimonios
De entre las cuatro historias narradas por hijos, sobrinos y hermanos de fusilados, destacó el afectuoso verso que la hermana de Manuel Rivera Herva (joven de Ferrol asesinado a los 20 años) le dedicó a su "querido Manuel" con las palabras "en los montes de Navarra, tengo enterrado un amor"; o la poesía que una de las nietas de Andrés González (también fallecido en dicha fortaleza) leyó en recuerdo a su abuelo, "un hombre a quien quisieron callar, pero lo único que lograron fue multiplicar su voz y sus ideas entre hijos y familiares".
Durante la aproximada hora y cuarto que duró el acto, también tomó la palabra Anna Couzi, hija de Jobino Fernández, uno de los tres presos fugados que "lograron alcanzar la libertad" al traspasar la frontera francesa. Invadida de emoción, esta vecina de Bessiers (sureste de Francia) dijo sentir "gran honor al compartir estos momentos de gran emoción" con las familias allí presentes. "A mi padre le gustaría mandar un fuerte abrazo a sus hermanos del fuerte, a esos compañeros que con tanto valor se fugaron de este lugar. Él, les aseguro, siempre reconoció su valentía. Sentía un inmenso agradecimiento por ellos", aclaró Couzi.
Actuación de "Barricada"
Como broche final, "Barricada" interpretó en un directo acústico tres temas de su nuevo álbum que están dedicados al propio fuerte de San Cristóbal: Infierno de piedra (que explica la llegada en tren a la prisión), La estancia y 22 de mayo (canción emblema de la fuga de 1938 que ya fue presentada hace dos semanas en el homenaje celebrado en el cementerio de Artica). Además, el conocido grupo de rock también cantó Matilde Landa, un "buen ejemplo de la represión franquista" vivida en la prisión de Palma de Mallorca, recalcó El Drogas.
Jobino Fernández
La historia del castellano Jobino Fernández, padre de Anna Couzi, no narra la vida de un preso franquista habitual. Anarquista, miembro del sindicato CNT y participante activo en la Revolución de Octubre de 1936, fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal a comienzos de la Guerra Civil por sus "ideas republicanas". Dos años después, y junto a otros 794 valientes, participó en la gran evasión de dicha fortaleza con la "gran suerte" de que pudo escapar de las tropas franquistas y traspasar la frontera francesa gracias a la ayuda de un pastor en Roncesvalles. Pero a Jobino, "fiel defensor de sus ideas democráticas", no le bastaba con permanecer a salvo en el país galo. Poco tiempo después, decidió volver a la contienda desde Barcelona y se unió a las filas republicanas. Un hecho que, tras invadir Franco Cataluña, le obligó a exiliarse definitivamente a Francia, país donde se casó, "llevó una vida sencilla" y tuvo a Anna. Una emocionada y orgullosa hija que ayer pudo visitar, por primera vez en su vida, esa "terrible fortaleza" de la que tantas veces escuchó hablar a su padre.
¿Qué sentimientos ha experimentado al visualizar el fuerte de San Cristóbal del que pudo escapar su padre Jobino y llegar con vida a Francia?
Una gran emoción, un sentimiento indescriptible. Conocía todo lo que ocurrió en este lugar porque mi padre siempre me lo contó, a pesar de que era un hombre de pocas palabras. Pero una cosa significaba saberlo, y otra muy distinta experimentar en primera persona la historia excesivamente trágica y fuerte que aquí vivieron tantas personas. ¡Me siento realmente emocionada!
Tras la amnistía decretada por Adolfo Suárez en 1976, su familia visitó Navarra en alguna ocasión. ¿Regresó su padre a la fortaleza en la que estuvo preso casi dos años y de la que se fugó con éxito?
No. Viajamos a Pamplona en el año 1992, tres años antes de que mi padre muriera (falleció a los 89 años de edad, en 1995), tratamos de acercarnos, pero no pudo orientarse. No recordaba exactamente dónde se encontraba el monte Ezkaba. Desde el valle no supo ubicar el fuerte. Es una pena, ya que pienso que le hubiera gustado visitar este sitio. Pero, la verdad, tampoco investigamos demasiado para encontrar el lugar.
Sin embargo, desde que usted entabló contacto con Iñaki Alforja, realizador del documental 'Ezkaba' y del libro 'Fuerte de San Cristóbal 1938', ha podido conocer de primera mano más detalles sobre la realidad inhumana que casi 3.000 presos sufrieron en este baluarte franquista, incluso ha podido acercarse hoy a este emotivo homenaje que organiza anualmente la asociación Txinparta. ¿Cree que, tras tantos años de olvido, ha comenzado a hacerse justicia?
Pienso que esto es pura justicia. Homenajes como el que se realiza cada año en San Cristóbal sirven para recobrar la memoria y la realidad de lo que sucedió. Es una forma de no olvidar lo que padecieron personas como mi padre.
Durante su discurso en el homenaje ha explicado que Jobino siempre sintió admiración por aquellos "hermanos" que se jugaron la vida para que otros se salvaran, como fue su caso. ¿Les hablaba con frecuencia sobre sus experiencias en San Cristóbal?
Claro que lo hacía. Siempre nos transmitió su amor por León, su admiración por los compañeros que participaron en la fuga del fuerte. Durante todo su vida, reconoció el enorme valor de los 794 hermanos , como él les llamaba, que pusieron en peligro sus vidas para que algunos se salvaran. Hasta el día de su muerte, sintió un especial agradecimiento hacia ellos.