lunes, mayo 11, 2009

TEXTO LEIDO EN EL ACTO DE BEJES POR PEPE SALA, HIJO DE UNO DE LOS LEBANIEGOS REPRESALIADOS POR EL FRANQUISMO


Necesito decir que me encuentro a gusto entre vosotros, amigos y amigas de Bejes. En éste entorno y entre personas así, puedo asegurar que ME ENCUENTRO EN MI HABITAT.

Hemos homenajeado a quienes más entregaron en defensa de la DEMOCRACIA. Entregaron su propia vida y dudo que a nadie se le pueda pedir más. Honor y gloria para nuestros héroes: “los del monte”.

Sin embargo, quiero traer a nuestro acto algo que no suelo constatar en los múltiples homenajes a los que me gusta asistir, siempre que las circunstancias me lo permiten. Me refiero a “los del Llano”. Familias enteras perseguidas cruelmente por las mismas fuerzas reaccionarias que perseguían a “los del monte” y ayudados en su macabra labor por las “fuerzas vivas” de los pueblos y por los “santos varones” del oro, el incienso y la mirra.

Entre otras muchas está mi propia familia, que muchos de vosotros conocisteis, apoyasteis en ocasiones dándoles trabajo y hospedaje o compartiendo un trago de vino o unas copillas de oruju.

Aquel hombre que venía a vuestro pueblo arreglando “calderas, calderos, paraguas, pucheros, valdes….”, siempre acompañado de una mujer que llevaba “un niñu en la tripa y otru en el brazu”, estaba cumpliendo una condena de 30 años de confinamiento por haberse alistado en defensa de la Legalidad, en vez de haberlo hecho para apoyar un Golpe de Estado.

Durante la contienda había ascendido a sargento de Primera y mandaba un Batallón de ametralladores que se movía en el frente de Mataporquera-Caloca. Después de unos años de Penal en Tabacalera y trabajos forzados en el Campo de Concentración de La Magdalena, le confinaron en Liébana hasta el año 1969 (en el mismo año murió, con 59 años de edad… yo ya tengo 60).

Bien, es una canallada como la copa de un pino; pero hay algo mucho peor: mi madre pagó exactamente la misma condena que mi padre, y ella no había elegido bando, sólo le había guiado el AMOR, puesto que jamás entendió nada de política.

Y peor aún, si cabe: ¿Qué delito habían cometido los hijos? ¿ Por qué semejante represión hacia quienes sólo habíamos cometido el “delito” de nacer?

Hay muchas formas de destruir. Se puede destruir el cuerpo a base de hambre, miseria, frío sin ropas adecuadas, pulgas y ratas acompañado nuestro sueño…falta de espacio para la supervivencia. Nada de eso pudo con nosotros, los hijos; y entre gatos, burros, erizos y cualquier tipo de “ave que vuela pa la cazuela” nos criamos sanos como robles.

Pero el franquismo atacó brutalmente lo más sublime que debe tener cualquier ser humano. El franquismo destruyó el AMOR y el RESPETO que cualquier niño necesita para sobrevivir. El franquismo atacó, como un buitre carroñero, al ALMA de los niños nacidos en hogares de padres republicanos. Y las heridas del ALMA, compañeros y compañeras, tienen peor remedio que las heridas del cuerpo.

No tengo ninguna duda de que muchos de los que estáis aquí sabéis perfectamente de lo que estoy hablando. Quienes tengan una edad aproximada a los 60 y han nacido en “casa de rojos” conocen perfectamente lo que intento traer a nuestro acto de homenaje. Porque también son víctimas, y con mayor razón, la niñez que nos robaron, el respeto que nos merecíamos por el mero hecho de ser niños, la cultura que nos escamotearon , la salud que intentaron destruirnos , los sueños infantiles que atemorizaron hasta el paroxismo, la esperanzo de un futuro que sólo parecía residir en lo que apañábamos de las barreduras… ¡¡ Malditos!! ¡ Cuánto les odié! Y ahora se llaman a sí mismo “nosotros los demócratas"… ¡malditos farsantes!.

Lo que no sabían aquellos canallas es que el ALMA también se regenera. Y que el odio se trasforma en esperanza ( también en desprecio) cuando las circunstancias de la vida dan tiempo para la reflexión.

Me levanto a la mañana y veo los altos nevados cuando me miro al espejo. Es inevitable y es inútil tratar de parar el tiempo; pero, mientras el río va recorriendo plácidamente por los meandros de Unquera hay más recursos para echar la vista atrás y recordar que NADA PEOR SE LE PUEDE HACER A LA HISTORIA QUE NO CONTARLA.

Sería contrario a mis principios y a las enseñanzas paternas, dejar una sensación de ansia vengativa, de rencor o desesperación. En nuestra casa nunca se hablaba de política. Nuestra madre nos bañaba a besos , como las vacas lavan a sus jatos,( durante muchos años el agua había que buscarlo lejos de casa) y nuestro padre nos contaba cuentos preciosos que trato de recuperar y dejarles escritos. Eran cuentos montañeses que contenían mensajes de supervivencia: “El tontu y el listu”, "Colasín y Colasón”, y el mejor de todos: "Juanito el Oso”. Todos llevaban un mensaje de esperanza, de honradez, nobleza y sinceridad. Las enseñanzas mayoritarias de la época, nunca hicieron mella en la “banda de Capellín” y nunca consiguieron silenciar nuestra canción favorita:

Si quieren saber, señores

donde reina la alegría,

en casa del jolateru

a todas horas del día

Quiero terminar con el mismo mensaje que escribí al enterrar a mi madre hace dos años:

DESTROZARON NUESTROS SUEÑOS,

RECORTARON NUESTRAS ALAS,

PERO… NO MATARON LA ESPERANZA.

Compañeros y amigos en honor y recuerdo de los del monte, de los del llano y de nuestra niñez y juventud robada, cojamos el rayo de nuestra esperanza y, apretándolo con la rabia que cada corazón desprenda, gritemos unidos:

¡¡Viva la República!!