viernes, mayo 15, 2009

EL CALVARIO DEL "NEGRITO" AVELLANEDA

El juicio por la muerte de Floreal "Negrito" Avellaneda, ocurrida durante la última dictadura militar, ha permitido conocer detalles escalofriantes acerca de cómo actuaron los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad con los secuestrados.

Avellaneda tenía apenas 14 años cuando cayó en manos de un grupo de tareas del Ejército que fue a buscar a su padre, conocido militante del Partido Comunista y delegado gremial en una fábrica textil de Vicente López. Este logró escapar saltando por los techos bajo una lluvia de balas. Enardecidos por la fuga, los represores secuestraron a su esposa, Iris Pereyra, y a su hijo Floreal, quien militaba en la juventud del PC.
Ambos fueron brutalmente torturados en la comisaría de Villa Martelli para que revelen el paradero de dirigente. La mujer fue "blanqueada" y trasladada al penal de Olmos pero su hijo apareció muerto un mes después -el día que cumpliría 15 años- en las costas uruguayas del Río de la Plata.
La descripción de los rastros de la tortura en el cuerpo del adolescente son estremecedoras. De acuerdo al peritaje de los forenses tenía signos de haber sufrido violencia extrema en sus manos y en sus genitales y se presume que murió por empalamiento, un horrendo método que provoca indecibles sufrimientos a la víctima antes de perder la vida.
Los testimonios de los padres del joven son conmovedores. En el juicio, la madre debió recordar aquellos episodios tan dolorosos, enfrentar a sus torturadores y revivir el martirio de su hijo. Su entereza frente a las cámaras de televisión contrasta con la pusilanimidad de sus verdugos desesperados por escapar del brazo de la justicia.
El juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal de San Martín tiene en el banquillo de los acusados a los máximos jefes de la guarnición militar de Campo de Mayo durante la dictadura militar: Santiago Riveros, ex jefe del Comando de Institutos Militares; Fernando Verplaetsen, ex jefe de Inteligencia del mismo Comando y Osvaldo García, ex jefe de la Escuela de Infantería, entre otros. Este es el primero de los aproximadamente cuarenta juicios que tendrán lugar por los crímenes de medio millar de personas en jurisdicción de Campo de Mayo.
Es de esperar que este juicio, y los que vengan, terminen de convencer a aquellos argentinos que todavía se oponen a la búsqueda de la verdad y al castigo a los culpables que es necesario investigar los crímenes alevosos que se cometieron bajo el último gobierno militar. Aunque cueste creerlo, una porción de la sociedad todavía se muestra partidaria de "sepultar" ese pasado y resignarse a que "lo hecho, hecho está". Por esa razón este juicio es el mejor antídoto contra ese derrotismo y esa cobardía civil, como bien la suele bautizar el escritor Osvaldo Bayer.
El fiscal que acusó a las juntas militares en la década de los ochenta, Julio César Strassera, supo decir que el calvario del pequeño comunista Floreal Avellaneda, es uno de los ejemplos paradigmáticos de los horrores de la represión. Y la sociedad que sobrevivió a tan inhumana dictadura no puede ofrecer mejor homenaje a tantos muertos que el de proceder con justicia para que aquellos crímenes no queden impunes.
(Argenpress. 14 / 05 / 09)