domingo, mayo 17, 2009

AHAZTUAK 1936-1977: "CONOCER TODA LA VERDAD ES EL OBJETIVO DE MANTENER VIVA LA MEMORIA"

Cuantificar el número de represaliados por su afiliación política o sindical durante la Guerra Civil, la dictadura franquista e incluso la Transición se trata de una misión harto complicada. En lo que a Álava respecta, son bien conocidas masacres puntuales como la acaecida en el Puerto de Azazeta o la existencia de lugares malditos, como Las Conchas de La Puebla de Arganzón o la tapia del cementerio de Santa Isabel, donde se sucedieron los fusilamientos indiscriminados.

Pese a que Álava fue uno de esos territorios de retaguardia, donde no hubo frente de guerra, el colectivo Ahaztuak 1936-1977 maneja un listado abierto de 379 personas exterminadas por el fascismo. Entre ellos se encuentran, también, cientos de presos políticos procedentes de otros territorios que murieron en Álava, fusilados, víctimas de las torturas recibidas o de las condiciones inhumanas de las prisiones y los campos de concentración.

"Nunca vamos a saber con certeza cuántos fueron, y por eso falta hacer justicia, evidentemente. Conocer toda la verdad es el objetivo de mantener viva la memoria, sacar a la luz todo lo que se nos ha querido ocultar", explica Lander García, portavoz de Ahaztuak.

Los medios del aparato represor cambiaron con el tiempo, no así los fines: desde las desapariciones forzosas o los fusilamientos extrajudiciales, hasta los consejos de guerra sumarísimos y las penas de muerte. Muchos de ellos continúan en enterramientos ilegales, cunetas y fosas comunes.

Al margen de González de Zárate, representante de Izquierda Republicana, fueron exterminados sólo durante la Guerra Civil destacados militantes políticos como Teodoro Olarte, dirigente del mismo partido y presidente de la Comisión Gestora de la Diputación alavesa. Junto a él, engrosaron la lista de víctimas otros dos cargos institucionales como Casto Guzmán y Manuel Azcona, representantes respectivamente del PSOE y Unión Republicana.

Durante ese maldito mes de septiembre de 1936, también fueron aniquilados por los fascistas Isaac Puente, destacado militante de la CNT, y el presidente de las juventudes de Izquierda Republicana de Álava, Luis Apraiz, tras sufrir hasta quince simulacros de fusilamiento. José Placer, gestor provincial de la Diputación en representación de ANV, murió fusilado en las tapias de Santa Isabel el 5 de julio de 1937.

Son sólo algunos ejemplos de la represión por motivos políticos que, según recuerda Lander García, se extendió en el territorio hasta el 3 de marzo de 1976, en el que cinco obreros fueron asesinados a tiros por la Policía en el barrio de Zaramaga. "Nunca se acabó con la dictadura. Se hizo borrón y cuenta nueva mediante un modelo de impunidad para los criminales. Para pasar página primero hay que leerla, pero no se ha pasado, sino que se ha arrancado", advierte García.

(Noticias de Alava. 17 / 05 / 09)