lunes, junio 15, 2009

UN OLVIDO DOLOROSO

"QUE mi nombre no se borre de la historia". Con esta frase se despedía Julia Conesa de su madre y hermanos antes de morir fusilada en la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid el 5 de agosto de 1939. Conesa era una de las 13 rosas rojas, quizá uno de los casos más conocidos de la represión franquista. Pero Marcelino Álvarez, Emiliano Vián y Agustín Rasines no tuvieron la oportunidad de despedirse de sus familias antes de que unos desalmados terminaran con su vida por defender unas ideas.

Los fusilamientos y el exilio dominaron cuarenta años sobre los que se impuso un silencio absoluto. Miles de personas desaparecieron y otras tantas tuvieron que marcharse de su amada tierra, como Cándido Arregi.

Luchando porque este oscuro pasado vea la luz está la asociación Ahaztuak. Se toparon con muchas puertas cerradas para encontrar una explicación a lo sucedido en relación a sus familiares. "Durante cuarenta años de franquismo no iba a ser reconocida esa lucha por la democracia y la justicia que ellos habían realizado y por lo que fueron represaliados pero más doloroso para nosotros es que treinta años de democracia siga estando, de alguna manera, en el olvido", se queja Marcelo Álvarez, uno de los miembros de la asociación.

Cada historia tiene una familia detrás que sufrió sin poder protestar ni tener dónde acudir, quedándose sin el cabeza de familia en una época en la que la mujer sufrió un duro revés a sus derechos. Los destinos fueron muchos: el exilio, los trabajos para redimir penas, los fusilamientos...

Iparralde, Argentina, México acogieron a miles de exiliados. Uno de ellos fue Cándido Arregi que tuvo que escapar a Iparralde para salvar su vida pero ese futuro se convirtió en un calvario hasta que falleció en 1951. "Mi caso es como el de muchísimos más", relata Argiñe Arregi, hija de Cándido. "El exiliado tuvo que marcharse por estar defendiendo, en ese tiempo como ahora, los derechos de este pueblo, de Euskal Herria", continúa su hija quien añade que su padre era un "abertzale independentista". Su labor en el periódico Iagi-Iagi era conocida y eso le puso en el punto de mira. No entendía por qué tenía que huir de su tierra. "Estoy en Euskal Herria dónde voy a ir se preguntaba. Murió agonizando en la tristeza", rememora su hija para quien dos horas de distancia nunca fueron tan largas. "Me llevaron escondida cuando tenía once años y mi aita me había dejado con dos", explica Argiñe que acompañó hasta el último momento a su padre que falleció en 1952: "Mi ama pudo pasar en su última agonía, pero no hemos podido traerlo aquí".

Muy diferente, sin embargo, fue el destino de Marcelino Álvarez, Emiliano Abián y Agustín Rasines. Los tres engrosaron la lista de fusilados durante la guerra civil. De ideología socialista fueron detenidos, torturados y, finalmente, asesinados. "Mi abuelo era alcalde socialista en un pequeño pueblo asturiano. Era ganadero, agricultor. Cuando lees el auto, la causa es propagandista marxista. Lo típico de entonces, estar contra la Iglesia, contra los valores del Movimiento Nacional, de haber apoyado activamente a las milicias rojas. Fue enterrado en la fosa común del cementerio de Oviedo donde están 1700 enterrados en una fosa por el hecho de ser eso", recuerda su nieto Marcelo Álvarez.

Similar es la historia de Emiliano Abián al que hace apenas un mes pudieron rendirle homenaje tras abrir la fosa común en la que había sido enterrado en el municipio palentino de Frechilla. "Pensábamos que eran catorce los que estaban allí pero un señor nos dijo que cuando él tenía diez años lo había visto todo y que había diecisiete cuerpos, al final fueron dieciséis", expone Belén Larrea, su nieta. "¿Su delito? Militar en UGT y ayudar a los obreros porque él estaba alfabetizado mientras que ellos no y ayudarles. Eso le creó muchos problemas ante unos patronos que le tenían enfilado".

"Mi abuela sufrió muchísimo. No sabía dónde estaba. Para sacar adelante a sus hijos tuvo que dedicarse al estraperlo y la gente a la que mi abuelo le había ayudado le dio la espalda. Mi madre tenía nueve años cuando ocurrió todo pero se murió sin saber donde estaba su padre.", señala Larrea. Uno de los momentos más dolorosos para su familia llegó un año después del fusilamiento de su abuelo. "Llegó una carta, el Día de los Inocentes de 1937 denunciándole y había fallecido el 3 de septiembre de 1936. Era para hacer daño", aclara Larrea.

Buscar un reconocimiento para su abuelo y las personas con las que permaneció enterrado 70 años es uno de los objetivos. "Le pedimos a la alcaldesa, Regina de Castro del PP, un homenaje para las víctimas que estaban enterradas en su pueblo y poner una placa. Se negó rotundamente y nos dijo algo así cómo que esas cosas teníamos que olvidarlas, que eran heridas viejas que tenían que estar cerradas, etc.", comenta.

Juan Rasines era un crío cuando su padre, Agustín Rasines de profesión caldedero, desapareció de la noche a la mañana. Todos los recuerdos que guarda de él se remontan a los cuatro años que tenía cuando se lo llevaron de casa. "Teníamos el piso en Lutxana (Barakaldo) y cuando le detuvieron nos embargaron y robaron todo", manifiesta Juan Rasines quien se topó de frente con el fallecimiento de su padre: "Íbamos un día a llevarle ropa limpia al penal de los Salesianos de Santander cuando el portero nos dijo que ya no hacía falta. Además, nos comentó que si nosotros no nos íbamos terminaríamos igual que él".

Su madre, Paula Gabarrón, se encontraba embarazada de ocho meses cuando se quedó viuda. "Estábamos sin nada. Alquilamos un piso en Erandio pero nos echaron. Mi madre trabajó como interina, limpiando escaleras. Comencé a trabajar y poco después mi hermana. Entonces ya cobrábamos algo y mi madre dejó de trabajar", aclara Rasines.

Setenta años después con la documentación en la mano de los asesinos de su padre puede comprobar un baile de fechas que no puede comprender. Según los papeles, Agustín Rasines fue encarcelado el 23 de octubre de 1937 y fue fusilado el 3 de marzo de 1938. No había una sentencia en la que se dictara la pena a la que era condenado porque llegó un mes más tarde de perder la vida. "La sentencia llegó de Burgos y estaba fechada al 5 de abril de 1938", explica desconcertado Rasines pero aún más perplejo se quedó cuando leyó que su padre había fallecido de muerte natural el 28 de julio de 1938.

Todavía queda mucho camino por recorrer y luchan día a día para lograrlo. Pero quedan obstáculos por salvar, calles que cambiar y estatuas que derribar. "Presentamos una moción en el Ayuntamiento de Barakaldo para cambiar los cuadros de los alcaldes franquistas del salón de plenos y los diferentes símbolos del régimen", explica Álvarez quien no se imaginaba la sorpresa que recibirían por parte de los partidos políticos. "El PP votó en contra de todos los puntos mientras que PNV y PSOE votaron en contra de la retirada de los cuadros. Nos duele porque son dos partidos que tienen represaliados en sus filas", lamenta.

Aunque, sin duda, lo que Marcelo, Argiñe, Belén y Juan desean es que el dolor vivido "se sepa" y que lo sucedido a sus familiares "no quede en el olvido" como ha ocurrido hasta ahora.

"Mi abuela no sabía dónde estaba su marido. Se tuvo que dedicar al estraperlo para sacar adelante a sus hijos" (Belen Larrea, nieta de Emiliano Vián)

"Mi padre se preguntaba, si estoy en Euskal Herria ¿por qué me tengo que marchar de aquí?" (Argiñe Arregi, hija de Cándido Arregi)

Historias de la vida / Cuatro cuestiones

· ¿Quién?: Asociación Ahaztuak 1936-1977/Olvidados 1936-1977.

· ¿Qué?: Trabajan para que los represaliados no queden en el olvido, se conozca su historia y tengan un reconocimiento como personas y por las ideas por las que lucharon. También buscan que las condenas que dictó el franquismo se queden sin validez legal en la democracia así como compensaciones por las expropiaciones forzosas que sufrieron los vencidos en la guerra civil.

· ¿Cuándo? Se fundó en enero de 2006.

· ¿Cómo? Localizando fosas comunes, identificando a las personas allí enterradas, realizando homenajes, pidiendo compensaciones económicas por los daños causados, solicitando la retirada de toda la simbología franquista, etc.

(Deia. 15 / 06 / 09)