jueves, septiembre 10, 2009

INFANCIAS ROBADAS

Durante la Guerra Civil, unos 33.000 niños vascos partieron en barcos buscando refugio en países extranjeros. Sus padres decidieron sacarlos del país para evitarles sufrimientos, con la esperanza de volver a verlos lo antes posible. Los más afortunados sólo pasaron algunos años lejos de sus progenitores. Otros no volvieron a verlos. La fundación Idi Ezkerra ha decidido homenajear a aquellos niños, mediante una exposición. La muestra es itinerante y hasta el domingo estará en la casa de cultura de Zumarraga. NOTICIAS DE GIPUZKOA la ha visitado con una niña de la guerra : la zumarragarra Julia Lizarralde.

Su padre, Federico Lizarralde, era comunista y fue comisario de armas durante la República. Cuando estalló la contienda decidió sacar a sus tres hijos del país. Julia tenía sólo cinco años. "Recuerdo que mi padre nos llevó a Santander y que en el barco perdí un zapato". Los hermanos Lizarralde fueron enviados a la Unión Soviética: primero estuvieron en San Petersburgo (por aquel entonces Leningrado) y después en Moscú. Julia pasó diez años sin recibir noticias de sus padres. Para entonces, su hermana había muerto: la hambruna provocada por la Segunda Guerra Mundial pudo con ella.

Muchos niños de la guerra enviados a la Unión Soviética pudieron volver a Euskadi en 1957, pero a Julia y a su hermano no les fue permitido. "El gobierno de España me envió una carta donde se nos notificaba que se nos denegaba la vuelta. Todavía la tengo guardada, pues mi madre no me creía cuando se lo dije", recuerda.

1968.Reencuentro con sus padres

La zumarragarra no pudo visitar a sus padres hasta 1968. Recuerda el reencuentro como si lo hubiera vivido ayer. "Vino conmigo una mujer mayor que yo y, cuando llegamos, empezó a besar el suelo mientras lloraba. ¡Qué fue aquello! Cogía tierra en sus manos y se la arrojaba a la cara, como si quisiera dar a entender que aquella tierra era suya. En lo que respecta a mí, enseguida reconocí a mis padres: nos parecíamos mucho. El aita estaba un poco apartado, pues era tímido".
A base de insistir, consiguió que le contara algo acerca de su vida. "Le dije que sentía una gran curiosidad, que conocía a las mil maravillas la historia del Partido Comunista de España, pero que la historia la hacen las personas. Me llevó a Eibar, a los caseríos donde le escondieron en su día. La gente le quería mucho y todos me dijeron que era una persona íntegra. Pagó caro el ser fiel a sus ideas, pero más caro lo pagamos nosotros", comenta.

Julia Lizarralde volvió definitivamente a Euskadi en 1990. La salida fue traumática, pero la vuelta no se quedó atrás. "En 1989 comenzó el conflicto entre los azeríes y los armenios. Yo vivía en Bakú y a aquel que no se expresaba bien en azerí lo tomaban por armenio. Me detuvieron y fue una vecina la que intercedió por mí. La embajada española nos sacó de allí a mi hijo menor y a mí, pero la vuelta fue muy complicada. Nos llevaron a Moscú, pero en los hoteles no querían a los procedentes del Caucaso: nos tomaban a todos por terroristas. Durante dos semanas tuvimos que dormir en los bancos de la calle. Tras pasar por eso, llegar a Barajas y marearme fue todo uno. Me robaron los documentos, el dinero y las joyas. Sentí una gran impotencia: no conocía a nadie, no sabía a dónde ir? no era nadie", recuerda.

Afortunadamente, consiguió llegar a Zumarraga. "Me sentí muy bien acogida. No tengo palabras para agradecerlo". 20 años después, el Ayuntamiento ha vuelto a tener un detalle con los niños de la guerra, trayendo la exposición de Idi Ezkerra. La muestra montada en el hall de la casa de cultura ha hecho que afloren los recuerdos de Julia Lizarralde, pues varios paneles están dedicados a los niños que fueron enviados a la Unión Soviética.

Así, en las fotografías aparecen muchos conocidos de la zumarragarra. "Aquí está mi amiga Berta González", dice mientras señala una de las imágenes. También está convencida de que en una foto, en la que se puede ver un nutrido grupo de niños, tiene que estar su hermana Milagros. Su vista no alcanza a verla. "Era una gran estudiante y bailaba ballet", comenta con orgullo y tristeza la mujer que perdió a su hermana y vivió lejos de sus padres por culpa de la guerra.

(Noticias de Gipuzkoa. 10 / 09 / 09)