Como ella, un total de 94 mujeres fueron ejecutadas extrajudicialmente a lo largo y ancho de Euskal Herria durante los primeros años del franquismo, entre 1936 y 1940. Además de Colunga, otras nueve eran alavesas: Juana Aldaiturriaga, Mónica Barrón, Isabel Corral, María Eguíluz, Victorina González de Larrarte, Eulalia González de Zárate, Marcelina Landa, Cipriana Lataburu y Verania Martínez. Desde ayer, sus nombres cuelgan en forma de estrella en uno de los costados del autobús de Izarren Argia, la película sobre la cárcel franquista de mujeres de Saturraran, que se estrenó la pasada semana. El vehículo, que se encuentra realizando un recorrido por distintos pueblos y ciudades de Euskadi, llegó ayer a Vitoria, y con este motivo colectivos que trabajan por la recuperación de la memoria histórica aprovecharon para hacer un homenaje a las mujeres víctimas del franquismo. "Contra el olvido y la impunidad resulta necesario conocer la historia", señaló ayer Miren Rodrigo, de Ahaztuak 1936-1977, durante el acto celebrado en el barrio de Zaramaga.
Fue en este escenario donde ayer se recordó la historia de otras prisiones femeninas de la dictadura más cercanas, como la ubicada en el colegio Sagrado Corazón, donde las monjas carmelitas se hicieron cargo de una parte de la vigilancia de las más de cien presas políticas allí encerradas. "Fue nuestra pequeña Saturraran. Las mujeres eran exhibidas por la calle Dato con el pelo rapado y un mechón atado con un lazo rojo, y les purgaban los estómagos con aceite de ricino", recordó Rodrigo.
El acto de ayer fue, por lo tanto, un homenaje a todas ellas, pero también a todas las mujeres que han sufrido la represión en las diferentes etapas de la dictadura y de la transición. "Queremos remarcar el papel de la mujer en la lucha por las libertades, ya que fue doblemente castigada por el franquismo", recordó Lander García, también de Ahaztuak 1936-1977. En este sentido, García insistió en que ellas no sólo eran objetivo de la represión generalizada contra todas las personas que defendían la libertad, la igualdad y la solidaridad, sino que sufrieron también de forma especial la discriminación de género.
Como no podía ser de otra manera, el autobús de las estrellas tampoco se quiso olvidar de otro episodio negro que arrastra la historia de la capital alavesa, como fueron los sucesos del 3 de marzo de 1976, en plena transición, en los que murieron cinco trabajadores refugiados en la iglesia de San Francisco de Asís durante una jornada de huelga. Precisamente la hermana de uno de los fallecidos, Eva Barroso, también quiso estar presente en este particular homenaje. "Recuerdo aquellos días, cuando las mujeres lanzaban tiestos desde sus ventanas a la Policía". También sus nombres, los de Pedro María Martínez, Francisco Aznar, Romualdo Barroso, José Castillo y Bienvenido Pereda, partieron ayer hacia Sartaguda (Navarra), donde el autobús hará su parada definitiva después de haber recorrido toda Euskal Herria tratando de que la historia no caiga en el olvido.
(Noticias de Alava. 25 /10 / 2010)