El secretario de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén, Felipe Serrano, explicó que Ruiz Izquierdo era natural de Martos, pero vivía en Linares, donde era empleado de la compañía de tranvías. "Tras su arresto, como a otros muchos de la provincia, se lo llevaron fuera, hasta Pamplona. Allí murió en 1945, al igual que la mayoría de sus compañeros de prisión, por tuberculosis y afecciones de tipo pulmonar debido a las penosas condiciones y al frío tan grande que pasaban", señaló.
Serrano detalló que los restos del jiennense fueron exhumados, como lo están siendo los de otros 131 republicanos, por la Asociación de la Memoria Histórica Txinparta de Navarra, con la que sus nietos y la propia asociación de Jaén se pusieron en contacto "para hacer realidad el traslado a su pueblo".
"Lo positivo en este caso es que los cuerpos se enterraron de forma individual y con una botella con el nombre de cada uno escrito en un papel, aunque no en todos los casos se conservó. Además, el cura de la cárcel también fue anotando las muertes en un especie de libro, lo que ha facilitado la identificación", precisó el secretario de la asociación. Sin embargo, lamentó que el proceso, que comenzó hace unos cuatro años, hay sido largo, porque la labor de identificación en el laboratorio es "costosa" y se realiza "poco a poco" en función de las subvenciones y ayudas de los distintos gobiernos o administraciones. Por ello, hizo hincapié en la necesidad de que sea "el Estado el que, de una vez por todas, se haga cargo de las exhumaciones" para que los familiares de los represaliados puedan darle sepultura.
En Linares ese momento se vivió ayer con la presencia de familiares y amigos de José Ruiz Izquierdo, así como de miembros de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Jaén. Juntos, participaron en un "acto muy emotivo" en el que se leyeron poemas de Mario Benedetti, Federico García Lorca, Antonio Machado así como el enviado por la Asociación Txinparta, cuyos miembros no pudieron desplazarse para asistir al acto.
Además, la ceremonia contó con una ofrenda de flores, un repaso por la biografía del represaliado linarense y la intervención de uno de sus nietos, que "destacó cómo al cabo de tantos años han podido enterrar sus restos junto a los de su esposa", que descansaban en el cementerio municipal de San José, según afirmó Serrano.
(Noticias de Navarra. 12 / 10 / 2010)