Cuando hace pocos meses quince escritores, actores y músicos pusieron rostro y voz a otros tantos asesinados por el franquismo con el objeto de denunciar la impunidad aún vigente para los crímenes de ese régimen volvimos a constatar una vez más que salvo muy contadas excepciones cada vez que se habla de victimas del franquismo en realidad de lo que se habla es exclusivamente de victimas de la guerra civil, y a lo sumo de algunas victimas de los años en que se mantuvo álgida la operatividad de la guerrilla antifascista, más o menos hasta el año 1952. Más allá de esta fecha va adelgazándose ya –de una forma bastante vergonzante y a menudo hasta desaparecer- la fuerza y la insistencia con que desde la práctica totalidad de asociaciones, historiadores, escritores, políticos, instituciones… se reivindica a las personas asesinadas por el régimen franquista, tan fascista y criminal sin embargo después de esa raya temporal unilateralmente dibujada como lo habia sido desde sus inicios.
Lo que decimos se evidencia con fuerza cada vez que nos situamos en torno a un nuevo 27 de Septiembre, fecha en que anualmente llama a nuestra puerta la memoria de los últimos fusilados por el régimen franquista. Estos días se convierten en una interpelación acerca de por qué ni “Txiki”, ni Otaegi, ni Baena, ni Sánchez Bravo, ni García Sanz… merecieron en su momento ni el rostro ni la voz de ningún famoso y de por qué tampoco merecerán en este nuevo aniversario de su asesinato legal ni el más leve acto de memoria y reivindicación por parte de institución alguna, de político profesional alguno o de ninguna de las asociaciones que se dicen sin serlo “de victimas del franquismo”. Del mismo modo estos dias tambien nos apremian a entender que este relegamiento lejos de ser producto de un involuntario descuido, es una decisión plenamente consciente por parte de aquellos que la toman y la ponen en práctica, desde las asociaciones de victimas del franquismo que en la práctica no son tal porque sólo reivindican a las victimas de la guerra civil hasta el juez Baltasar Garzón que en su famoso auto hace exactamente lo mismo.
El año pasado por estas mismas fechas asistíamos a la prohibición por parte del Juzgado Nº 6 de la Audiencia Nacionalde los actos que teniamos programados en torno al 27 de Septiembre ya que el titular de ese juzgado los calificaba en un auto como de apología del terrorismo por pretender en ellos homenajear a Jon Paredes, “Txiki”, y a Angel Otaegi entre otros, catalogandolos como terroristas. Ahora, ante este nuevo 27 de Septiembre nos vemos obligados a certificar y denunciar que esa estrategia ha seguido su curso y que lo que el año pasado se expresó y concretó a traves de un auto judicial ha buscado ahora su cauce y su profundización a traves de la aplicación de los parámetros de la propia “Ley de Memoria Histórica” que desde su Comisión de Evaluación remitia el pasado més de Mayo a los familiares de “Txiki” y de Angel Otaegi sendas resoluciones denegándoseles tanto su condición de luchadores antifascistas como la condición de victimas negándoseles por consiguiente lo que de verdad, justicia y reparación les corresponderia por serlo. “El fallecimiento del Sr. Paredes Manotas no guarda relación con una circunstancia de reivindicación y defensa de las libertades y derechos democráticos, sino con la ejecución de una pena capital impuesta al causante porque en el procedimiento sumarísimo se le condenó por un delito de terrorismo” es quizás el párrafo más contundente de la resolución que en el caso de “Txiki” certifica esto mostrándonos de forma palmaria como desde la actual democracia se mantienen las consideraciones del régimen franquista contra estos luchadores, se asume los razonamientos juridicos utilizados en su contra y se reafirma el fallo y la condena dictada. Y todo ello al amparo de una ley como la “Ley de Memoria Histórica” dictada en el año 2008 treinta años después del final formal del régimen franquista y supuestamente para asegurar el derecho a la verdad, a la justicia y a la reparación de las victimas de aquel régimen…
A nuestro entender esta es una de las consecuencias del abandono consciente de una trinchera de esa memoria democrática y antifascista - quizas la más débil por menos defendida- cual es la memoria de estas personas, de su carácter de luchadores antifascistas y de sus derechos de victimas, situándonos ante la evidencia de cómo un modelo de impunidad permitido y alentado desde hace treinta años comienza a tragarse tambien el derecho a la memoria de las victimas de aquel régimen dictatorial, algo a lo que no son ajenos ni historiadores, ni politicos, ni instituciones, ni artistas y cantantes, ni jueces, ni siquiera asociaciones de victimas de la guerra civil… ni cualquiera que diga defender los derechos de las victimas del franquismo y que al hacer dejación consciente de estas queda, creemos, severamente dañado en su credibilidad y en la bondad de sus intenciones.
Algo que decimos a últimos de Septiembre de 2010, cuando se cumplen treinta y cinco años de los últimos fusilamientos del franquismo, y en reivindicación de la memoria y de la lucha de aquellos cinco fusilados, de todos los luchadores antifascistas, de todas las victimas del franquismo.
(Deia. 06 / 10 / 2010)