Jesús de Cos, que actuaba como “enlace”, fue descubierto a los 14 años, y en ese momento pasó a participar en la guerrilla de los maquis. A su padre lo mataron en el campo de concetración de Mauthausen. En Nabaskotze recibió un cálido homenaje, y tal y como dejó sentado él mismo, lo hizo “en nombre de todos los compañeros muertos. Murieron por algo, y hoy están aquí. 300.000 muertos, ahí están”. Una joven dantzari le balió el sentido aurresku y le ofreció flores, mientras que desde la asociación Ahaztuak 1936-1977 le obsequiaron con una fotografía en la que reconoció a sus compañeros. La asociación fue la encargada de organizar el sencillo pero significativo acto, y fue el que culminó las jornadas dedicadas a la memoria de los maquis bajo el título “Ni cautivos, ni desarmados”, que se desarrollaron en Iruñea durante la semana pasada.
“Los maquis no existieron, o eran simplemente bandoleros”. Así explicaron desde Ahaztuak el olvido al que algunos han querido destinar a estos guerrilleros. “Es normal viniendo de la derecha, pero no así de la izquierda, que los abandonaro a su suerte”, denunció el portavoz de la asociación. Cuando de Cos tomó la palabra (agradeció la oportunidad que se le brindó para ello, oportunidad que se le sigue negando hoy en día) también incidió en ello. Habló de “banda de traidores”, y de “políticos de izquierdas que quisieron esconder”, para acabar asegurando que “el Partido Comunista traicionó a la República, exterminaron la III República”. De Cos relató que, tras largos años en los que vivió en Francia exiliado, volvió a Santander en la década de 1990, y “aluciné; ¡no había cambiado nada!”, exclamó indignado.
Esa indignación subía por momentos según iba recordando a Vicente Tovar “que en el año 1962 entró en el valle de Aran a rescatar guerrilleros, cuando aquello fue una hecatombe”, a los tres hombres que fueron ahorcados en Santander o “a los compañeros desaparecidos, que nadie tiene una estela ni nada”. Asimismo, subrayó el valor de las mujeres “ya que sin ellas no hacemos nada. Son las que dan de comer, las que asisten, son puntos de apoyo…” declaró, haciendo referencia a su mujer, así como a todas las que murieron por su lucha, o actuaron en contra del franquismo de muy diversas formas. Para ellas reivindicó “un panteón”. En ese sentido, denunció que mientras a aquellos luchadores no se les destina “ni placas, ni memoria”, personajes como Santiago Carrillo “cobren 600 euros por cada conferencia que dan”.
Tanto como de Cos como los portavoces de Ahaztuak pusieron sobre la mesa “la mentira” de la Transición, y se evidenció que los mismos que entonces acabaron con la República e instauraron el régimen dictatorial de Franco son los que hoy se mantienen en el poder.
De Cos expuso su propio proceder, ya que desde que llegó a Santander se ha dedicado a reivindicar la lucha de los maquis, de sacar a la luz aquello y a reclamar la memoria de sus compañeros. A logrado que se instalen placas o recordatorios en algunos lugares donde cayeron los luchadores. Invitó a hacer lo propio, y en ese sentido señaló que “no es tan importante desenterrar los restos, sino que se señale que allí yacen. Si se les entierra en el camposanto, que más quiere la Iglesia, que se olvide cómo fueron muertos”. Con todo, se mostró confiado: “La juventud responde. Les han engañado, no han tenido acceso a la historia, y somos nosotros los que tenemos que decir la verdad, que siempre sale a flote como el aceite. La historia se repite, y la verdad sale a la luz”.
Desde Ahaztuak también reseñaron que “tenemos mucho que reparar respecto a los que fueron víctimas políticas. Asimismo tenemos que recoger el testigo en cuanto al sentimiento socialista y republicano, de recuperar los valores que defendieron y sacarlos para poner sobre la mesa”.
De Nabaskotze a Igari
Nabaskotze fue el lugar elegido para el homenaje en conmemoración de un enfrentamiento abierto entre maquis y las tropas de Franco que tuvo lugar en el año 1944 cerca de la localidad, en el puerto de Las Coronas, concretamente, en los alrededores de la conocida como “la borda de Faustino”. Según se conoce, allí fueron muertos cinco o siete guerrilleros, y un testigo ya fallecido aseguraba que allí siguen enterrados al menos dos de ellos, sin que hasta el momento hayan sido reconocidos. Martxelo Alvarez, de Ahaztuak, explicó que tanto la zona como otros muchos de Euskal Herria fueron sobretodo “zona de paso” de los maquis, que entraban a la Península desde el norte de los Pirineos. Mikel Rodriguez, autor del libro “Maquis. La guerrilla vasca” expuso el pasado viernes, en la charla que dio en Iruñea, que los maquis contaban con la colaboración de los “mugalaris” en todo el Pirineo y también con gentes que acogían o colaboraban de diversas maneras con la guerrilla. También hubo muchos detractores, y por su parte, Franco llenó toda la zona de búnkers y otras instalaciones defensivas, destinando allí a la Guardia Civil, el Ejército y otro cuerpo llamado “Policía Armada”. Rodriguez explicó que la guerrilla de los maquis se concentraba al norte de los Pirineos y desde allí organizaba sus incursiones en territorio español.
Estos luchadores eran convencidos de que una vez que aparecieran en los pueblos, en éstos las gentes se les unirían a la lucha, y contaban también con que las fuerzas aliadas (Francia e Inglaterra, respaldados por EEUU) entrarían a luchar contra Franco, tal y lo hicieron contra los dictadores Hittler y Mussolini. Los que en 1936 cogieron las armas para luchar contra Franco tuvieron que pasar a Francia una vez perdida la guerra, y allí continuaron luchando contra el nazismo. Jesús de Cos aseguró el sábado en Nabaskotze que al provenir de una guerra estaban mejor dotados, y que en muchas ocasiones su participación fue decisiva para derrotar a los nazis: “Una de las columnas que liberaron París estaba formada por anarquistas españoles, hay que tenerlo presente”, declaró. Sin embargo, su lucha en contra de régimenes fascistas y en defensa de valores republicanos no fue reconocida y mucho menos recompensada. En cambio, han sido desterrados al olvido, se ha pretendido silenciar o desfigurar su existencia. Valgan las conmemoraciones como la de Nabaskotze para sacarlos de ese destierro.
Este sábado que viene, otra conmemoración servirá para volver a recordar a los que, a diferencia de los maquis que habían evitado caer en manos del régimen franquista, tuvieron que sobrevivir bajo la pesada losa del mismo. Se trata de los “desafectos al régimen”, así llamados por las autoridades franquistas por su militancia en organismos políticos de izquierdas o simplemente por sus ideas, avanzadas hacia la libertad. Conocidos como “los esclavos del franquismo”, estas personas dejaron la piel en la construcción de edificaciones y carreteras. En el caso del homenaje mencionado se recordará a los que construyeron la carretera que une las localidades de Igari y Bidankotze, camino del valle de Erronkari, y recibirán el reconocimiento merecido por la entereza y la fortaleza que hasta estos días han demostrado tras haber sufrido innumerables penurias durante los años en los que fueron confinados en esa zona.
Para terminar el mes dedicado a la memoria histórica, Ahaztuak ha organizado para el 27 de junio una concentración ante el edificio Monumento a los Caídos, para reclamar que se cambie el nombre de la plaza situada allí y que recuerda al Conde Rodezno, conocido personaje franquista. En relación a los maquis, cabe destacar que Rodezno participó en lo que se llamó “el maquis blanco”, consistente en militares y otros militantes franquistas que asaltaban los pueblos intentándose pasar por los guerrilleros auténticos, los que luchaban contra el régimen, para así trasgiversas su actuación y también para poder capturarlos.
(Nafarroan. 15 / 06 / 09)