El Ayuntamiento de Badajoz (PP) está levantando un muro que borra uno de los principales iconos de la represión franquista. Las "obras de refuerzo y acondicionamiento del cerramiento perimetral en el cementerio de San Juan", proyecto que comenzó a ejecutarse el 5 de junio con cargo al Plan E del Gobierno, suponen en la práctica la construcción de un muro que oculta las tapias del viejo camposanto, escenario de fusilamientos masivos tras la entrada a sangre y fuego en la ciudad de las tropas del general Juan Yagüe.
El Gobierno local argumenta que la debilidad arquitectónica de las tapias obliga a la obra, concebida para integrar el camposanto en la ciudad y quitar de la vista el cementerio, situado en una zona en pleno desarrollo urbanístico.
Los historiadores Francisco Espinosa, Ian Gibson, Julio Aróstegui, Mirta Núñez, Julián Casanova, Josep Fontana, Paul Preston, Hilari Raguer, Alberto Reig Tapia, Ángel Viñas y Helen Graham, entre otros, suscriben el manifiesto No se puede esconder el pasado, que también intentó en vano influir contra el proyecto.
El texto recuerda que "es posible que Badajoz sea la ciudad en que en relación con su población un mayor número de personas fueran asesinadas a consecuencia del golpe militar y de la masacre tras su ocupación". Y añade: "Las blanquísimas tapias del cementerio fueron una de las primeras evidencias ante el mundo de la política de exterminio programado". Unas 1.200 personas murieron en los días posteriores a la entrada de Yagüe.
La emblemática plaza de toros fue derribada en 2002 por el PSOE
El manifiesto de los historiadores hace hincapié en la potencia evocadora de las tapias del cementerio: "El Tercio, los regulares y los fascistas, al servicio del avance del ejército de África, habrían logrado ahora, más de setenta años después, una nueva victoria si (...) desapareciese la memoria de lo ocurrido y los engarces del recuerdo".
La historiadora Mirta Núñez se muestra "apenada". "Badajoz es emblemático del borrado de huellas de la memoria no sólo de Badajoz, sino de cosas que afectan a toda España", afirma. "No creo que la única opción fuera este muro. Percibo una obsesión por parte de algunos de borrar todo lo relacionado con la República y la represión", añade.
Negativas del PP
El hecho de que haya constancia documental gráfica de los asesinatos en las tapias es un argumento esgrimido por los defensores de que estas sean conservadas, al menos parcialmente, o de que se coloque alguna placa oficial, peticiones que el PP ha desestimado.
El PP le quitó en mayo una calle a una diputada de la II República
El otro argumento es que se borra así el único gran icono de la represión en la ciudad. La plaza de toros, escenario de reclusión y fusilamientos, fue derribada en 2002 para la construcción de un palacio de congresos, promovido por la Junta de Extremadura (PSOE).
Da idea de la relevancia de la plaza el que Francisco Espinosa, autor de La columna de la muerte y uno de los historiadores que más ha aportado al conocimiento de la represión en Extremadura, lo incluya en la terna de "lugares más significativos de la memoria" junto a Gernika (Vizcaya) y el barranco granaíno de Víznar.
El proyecto del muro fue llevado a la comisión de Gobierno local, donde recibió el apoyo del PP, que gobierna con mayoría absoluta, y del PSOE, y el voto en contra del edil de IU, Manuel Sosa. "Nos hemos quedado solos en la defensa del único lugar de memoria que quedaba", afirma Sosa.
Celestino Vegas, portavoz del PSOE, puntualiza que la postura socialista fue la de "pedir que se reservara una parte de la tapia o que se incluyera algún reconocimiento, pero el PP no escuchó".
"Hay obsesión por borrar lo relativo a la represión", dice Mirta Núñez
Según José Manuel Corbacho, presidente de la Asociación por la Recuperación de la Memoria Histórica Extremeña, "el Ayuntamiento nunca ha hecho nada por reconsiderar ni siquiera mínimamente el proyecto, pese a las alterantivas razonables que la asociación ha hecho públicas".
La edil de Cementerios , Dolores Beltrán (PP), afirma que la obra "no tiene nada que ver con la memoria histórica" y sólo pretende "evitar la caída del muro". ¿Hay algún informe que acredite este riesgo? "Hay unos contrafuertes desde hace 20 años. Y yo confío en lo que dicen mis técnicos", responde.
La edil de Cementerios , Dolores Beltrán (PP), afirma que la obra "no tiene nada que ver con la memoria histórica" y sólo pretende "evitar la caída del muro". ¿Hay algún informe que acredite este riesgo? "Hay unos contrafuertes desde hace 20 años. Y yo confío en lo que dicen mis técnicos", responde.
Revanchismo municipal
El Gobierno local del PP ha tomado medidas sobre memoria histórica que la oposición ha calificado de "revanchistas". En el pleno de mayo, obligado por la Ley de Memoria Histórica, apoyó cambiar de nombre las calles General Mola y Regulares Marroquíes y quitar una placa a Yagüe. A cambio, empleó su mayoría absoluta para quitar la calle que tenía desde 1985 Margarita Nelken, diputada en la República, feminista e ilustrada. La concejal de Cultura, Consuelo Rodríguez, presentó a Nelken como una mujer violenta, sectaria y contraria al sufragio femenino, desmintiendo la historiografía al respecto.
La ARMHEX lleva desde que se conoció el proyecto, en febrero, intentando sin éxito que la Junta inicie un expediente de declaración de la tapia como Bien de Interés Cultural, como ha hecho con el campo de concentración de Castuera. La Consejería de Cultura, preguntada por Público al respecto, responde: "Se trata de una propiedad municipal que no se encuentra protegida por normativa urbanística alguna, por lo que no cabe intervención de la Junta".
(Público. 12 / 06 / 09)