miércoles, abril 23, 2008

HOMENAJE A LA GENERACION DEL SACRIFICIO


Emilio Majuelo presentó ayer su libro, publicado por "Txalaparta", ante los medios. Este viernes a las 19.30 habrá otro acto en el Palacio Tafalla con la presencia del hijo de Zabalza.

Ricardo Zabalza es "uno de los grandes", en palabras del autor de su biografía Emilio Majuelo. "Un hombre de una pieza", añade este historiador de la UPNA. Su libro "La generación del sacrificio" (Txalaparta), presentado ayer, también se convertirá en una obra de referencia en la ya nutrida -pero nunca suficiente- república de las letras sobre lo que es el mundo de la Guerra Civil, de sus antecedentes y de sus consecuencias. Y lo será no sólo por el habitual rigor historiográfico de este profesor sino porque la figura de Ricardo Zabalza (sindicalista de la Federación de Trabajadores de la Tierra formado en Argentina y fusilado en 1940 tras desempeñar relevantes cargos en el socialismo de aquella época) supone un importante cruce de caminos entre diferentes realidades aún por analizar y que son el principal valor de esta obra. Zabalza (hijo del médico de Erratzu) es el exponente de toda una generación de cuadros medios cuyos nombres no han transcendido con letras mayúsculas a la Historia (borrados, primero por el franquismo y luego, por sus propias organizaciones), pero que fueron fundamentales en el enorme movimiento social y político que sirvió de base a la II República.

En segundo lugar, el campo de actuación de Ricardo Zabalza (aunque acabó de diputado, en la comisión ejecutiva de UGT e incluso de gobernador civil de Valencia) tiene que ver también con esa plasmación a pie de calle -de pueblo-, de los grandes valores de la República. Toda la teoría de la reforma agraria se concretaba en Burgui (bastión republicano en el Pirineo donde vivió además de Pamplona y Jaca) en algo tan nimio en apariencia como la recuperación para el comunal de un soto. El trabajo de Emilio Majuelo trae así una recreación de la República a escala local -e incluso familiar- con todos los matices, humanos, vivencias, contradicciones e incluso enfrentamientos fratricidas derivados de llevar a la práctica en su entorno cercano unas ideas por las que tanto Zabalza como sus compañeros vivieron y murieron.

Bueno, los mataron. El autor tudelano explicó "que es también un libro sobre la represión de la época" y está dedicada a "una figura clave en el sindicalismo español y del largocaballerismo" que forma parte de una generación que se sacrificó para que prosperaran sus convicciones e ideas. Así, en una carta remitida a su mujer poco antes de morir en el paredón le dijo a su mujer (las mujeres jugaron un papel esencial en su trayectoria) que éste el "precio que debemos de pagar porque nuestras ideas el día de mañana se lleven adelante". Majuelo señaló que era su intención abordar esta historia desde este punto de vista con el objeto terapéutico de ayudar a sobrellevar a sus familiares y sucesores este sufrimiento producido por aquella represión y la estela que le siguió: "No se puede suprimir ese dolor pero una obra rigurosa puede ayudar a entenderlo mejor", indicó al tiempo que destacaba la unanimidad que hay entre todos los entrevistados (desde comunistas a falangistas) sobre la altura moral de Zabalza, que encarnó también otro tránsito muy común en esa época como es la de sustituir las creencias religiosas por los valores de la justicia social.

Ricardo Zabalza, nacido en Erratzu encontró su conciencia sindical en Argentina ("Buenos Aires era en esa época como el París de Latinoamérica", dijo Majuelo) a donde emigró desde Aoiz con 15 años. Esta formación le valió para ponerse al frente de la principal organización sindical del campo a su vuelta a la Península que coincidió con la revuelta de Jaca, preludio de la II República por la que vivió y murió.

(Noticias de Navarra. 23 / 04 / 08)