La iniciativa ha tenido una gran acogida. Ayer el salón de plenos se quedó pequeño para acoger a todas las víctimas y descendientes que quisieron estar presentes en tan señalado acto. A las 12.00 en punto el alcalde Sotero Plazaola leyó una declaración que fue aprobada con los votos a favor de todos los concejales presentes.
El Pleno acordó condenar el golpe de estado acaecido hace 75 años y toda violencia que tenga como objetivo la imposición de ideas políticas, solicitó que se recupere la memoria histórica como derecho para conocer la verdad y como garantía de la justicia y la democracia y reconoció públicamente el valor y la aflicción de aquellos que tuvieron que sufrir directamente las consecuencias.
También proclamó el derecho a una indemnización moral y económica de aquellos que fueron víctimas, tomó el compromiso de trabajar a favor de una reconciliación de los que lucharon por el auxilio entre los pueblos y democráticamente a favor de las diferentes ideas políticas y acordó realizar un acto conmemorativo para recordar a los fusilados en Legazpi y a los legazpiarras que murieron luchando a favor de la democracia y la libertad.
Dicho acto se desarrolló una vez finalizó la sesión plenaria. Dos descendientes de legazpiarras que fueron víctimas del alzamiento militar, el nieto del miquelete Celestino Azurmendi y la nieta de Josefa Zufiaurre, Rodrigo Gartzia y Adelaida Prieto, dieron las gracias al Ayuntamiento y narraron las desgracias que padecieron sus familias tras el alzamiento.
Gartzia señaló que a pesar de ello no le educaron en el odio, que le enseñaron que hay que perdonar pero no olvidar, y deseó que la luz que ayer se iluminó en Legazpi tras pasar 75 años en un oscuro túnel "sirva para acabar con el conflicto que vive este pueblo. Este pueblo no necesita más túneles oscuros", concluyó.
Prieto recordó que tras la guerra en su casa no se volvió a hablar de política ni en euskera. A continuación, los dos descubrieron un gran placa que se ha colocado en la trasera de la casa consistorial. La placa contiene una frase en euskera del jeltzale legazpiarra Estanislao Gisasola que fue publicada en 1937 en el periódico Eguna: aquellos que mueren añorando su pueblo se vuelven inmortales. Para finalizar, la coral Santikutz interpretó una canción.
El último de los actos tendrá lugar mañana: los legazpiarras se reunirán a las 9.00 horas en la estación de Brinkola y desde allí se dirigirán a pie a Ormakio. En este lugar, donde estuvo situado el frente, se ofrecerá caldo y chorizo a todos los participantes.
(Noticias de Gipuzkoa. 19 / 03 / 2011)