jueves, octubre 30, 2008

"CUANDO VENIA FRANCO LIMPIABAN DONOSTIA DE MALEANTES Y ME TOCO POR SER HOMOSEXUAL"

Donostia.¿Cómo fue el día de su detención?

Aunque mi familia es de Aragón, viví en Donostia entre los 18 y los 24 años, donde trabajaba en Radio San Sebastián. Tenía un gran empleo que me gustaba mucho y ocurrió un percance que pasó algo desapercibido para los medios de comunicación por la censura, es decir, de buenas a primeras acabé en la cárcel de Martutene en 1965.

A usted le arrestaron por ser homosexual. ¿Cómo ocurrió?

Vivía con mi compañero. Donostia siempre ha sido una ciudad sobria y no una de escándalo. No ha tenido el folclorismo de localidades del sur. Un día recibí una llamada de la comisaría de policía de Amara. No recuerdo exactamente el motivo, pero me pedían que fuera al día siguiente hasta esas dependencias. No tenía ni idea de que algo estaba pasando.

El caso es que acudió.

Lo pensé bastante, si ir o no, coger el petate y desaparecer. Al final, como el marcharse tenía muchos problemas, decidí ir. En esos momentos tenía 24 años y una sensación de pánico terrible, porque no te enteras de nada y no sabes a qué se debe esa llamada. Pensé que si me quisieran meter en la cárcel ya habrían venido a por mí.

¿Y qué sucedió en comisaría?

Se me tomó declaración y reconocí mi homosexualidad, que en ningún momento pensé que podía tener las consecuencias que tuvo. Pasé a los sótanos, me ficharon, me pusieron un par de esposas y me metieron en un coche celular con dos policías.

Directo a la cárcel de Martutene.

Sí, allí acabé. Mientras en otras prisiones españolas había violencia, en Martutene era todo bastante civilizado y me trataron bien. Se portaron conmigo exactamente igual que con los otros detenidos. Eso sí, arrestaron a la vez a otros 20 ó 30 homosexuales, fue una verdadera redada.

¿Por qué cree que la policía realizó esa redada?

Se habló de que había habido algún abuso a un menor o una violación y, por ello, se procedió a detener a gente. Pero creo que se produjo una orden de Madrid del Ministerio de la Gobernación diciendo que se realizara una redada en Donostia. La actuación se llevó a cabo a mediados de julio, días antes de que viniera Franco a pasar las vacaciones. Quisieron limpiar la ciudad de maleantes antes de que llegara el dictador y esa vez me tocó a mí. Se limpiaba de disidentes políticos, prostitutas y, ese año, también de homosexuales.

¿Cuánto estuvo en Martutene?

Un mes y medio, porque generalmente las estancias por ser homosexual no eran muy largas. No tengo muchos recuerdos del tiempo en la prisión. Tal vez fue que quise olvidarlo, no sé si ha sido una memoria selectiva o reprimida. Lo que es cierto es que en el último año, desde que se está tratando el tema de la reparación de estas personas, que vivieron situaciones completamente injustas, he vuelto a recordar bastantes cosas. Ya he recibido mi expediente judicial y, es una sorpresa leer lo que pasaba y cómo funcionaban estas cosas.

Las violaciones o vejaciones que estaban a la orden del día en las prisiones del Estado, ¿también se producían en Martutene?

No, eso no pasaba. A cada uno nos colocaban en un ala y muy poca gente pudo compartir celda con otro preso. Normalmente estabas solo todo el día sin poder hablar con nadie. Estuve quince días totalmente incomunicado. Luego me dejaron salir al patio y ya comencé a tener contacto con otros reos. Eso era algo más divertido.

¿Qué suponía hablar de homosexualidad en 1965?

Era hablar de enfermos, de anormales, tarados mentales, era horrible, una vergüenza para la familia. Nadie salía del armario. Mi familia no vivía en Donostia, por ello podía residir con mi compañero. Había una represión muy fuerte de las autoridades y, también, religiosa.

¿Tuvo que abandonar el país?

A pesar de que el único motivo sancionador era el de la homosexualidad, tuve una condena por el tiempo que estuve en prisión de trabajos forzados. Asimismo, me impusieron una segunda medida que consistía en la expulsión de Donostia durante un año, con obligación de presentarme ante la Junta de Vigilancia del lugar en el que fuera a residir. Me fui fuera de España y regresé seis años después.

¿Cree que todavía quedan resquicios de intolerancia hacia el colectivo homosexual?

Sí, hay una homofobia tremenda y no sé cuál sería la forma más adecuada de que, en algún momento, pudiera superarse. Creo que la educación es la única manera, hay que empezar desde las escuelas para acabar con la discriminación.

(Noticias de Gipuzkoa. 30 / 10 / 08)