(...) En septiembre de 1936, la llamada Junta de Defensa Nacional se reúne en las afueras de la ciudad [Salamanca] y consagra a Francisco Franco como Generalísimo de los ejércitos y jefe del Gobierno del Estado, ganándose Salamanca la referencia histórica de ser la primera capital del país en territorio rebelde donde se ubica el cuartel general del extinto caudillo. El poso de tal efeméride se ha venido resistiendo hasta tal punto con el paso de los años que, transcurridos más de 30 desde la promulgación de la Constitución democrática y casi dos desde la aprobación de la ley de la Memoria Histórica, la capital sede del Centro Documental de la Memoria Histórica sigue soportando la pródiga rémora de su memoria franquista.
Lo único que se le anuló a Franco en Salamanca, y eso hace bien poco, fue el título de doctor honoris causa concedido por la universidad civil, si bien lo mantiene en la universidad pontificia, no en vano fue caudillo por la gracia de Dios. El dictador sigue siendo además alcalde de honor perpetuo y medalla de oro de la ciudad, distinciones que, junto al medallón con su efigie que se exhibe sobre una de las arcadas barrocas de la Plaza Mayor, rechaza revocar y suprimir el Partido Popular que gobierna el Ayuntamiento (...).
(Público. 11 / 08 / 09)