martes, diciembre 15, 2009

"SÓLO QUIERO REGISTRAR SU MUERTE Y DARLE CRISTIANA SEPULTURA"

Tina Merino Tena necesitaba dos testigos. Aportó tres. "Soy católica, apostólica y romana. Si me preguntan la verdad, la diré", dijo una ex monja a Tina cuando ésta le pregunto si iría a declarar que su tía Petra Tena, había sido fusilada el 23 de marzo de 1939 en Villanueva de la Serena (Extremadura) junto a su hermana Tomasa, cuya muerte sí está documentada.

Otra testigo, antes de ir al juzgado, dijo: "Ay Tina, me está dando diarrea porque pienso que van a ganar y me van a matar". Quiénes, Tina no le preguntó. Respetó el miedo de esa mujer de setenta y tantos cuyo pánico no ha sido aplacado ni por el tiempo ni por la democracia. Al final, aconsejada por sus hijos, la mujer se armó de valor y testificó. En el juzgado, las mujeres afirmaron: "Se oyó decir que habían matado a Petra y a una hermana [Tomasa] y luego se comentaba que las habían enterrado" en la fosa común de Villanueva de la Serena, donde se cree que hay unos 200 cuerpos.

No fue suficiente. El 3 de septiembre llegó la resolución judicial, "un mazazo" para Tina. La juez denegaba la petición por tres motivos: lo testigos se basaban en rumores, no hay testimonios de la ejecución y hay dudas sobre el parentesco de Petra con Tina a pesar de que ésta hizo constar en la documentación presentada que su partida de nacimiento está en el juzgado de Villanueva de la Serena, de donde, igual que su tía, es oriunda. Aún hoy, Tina no da crédito: "Lo único que quiero es registrarla en el Registro Civil y, si es posible, darle cristiana sepultura*".

La historia de Tina no es singular, de hecho, se repite por toda España. Es por ese motivo que las asociaciones en defensa de la memoria histórica están luchando para que se modifique la Ley de Registro Civil, y se faciliten los trámites a quienes deseen registrar el asesinato de sus familiares durante la represión franquista.

La norma actual, explica el abogado Antonio Martín, "está pensada para una sociedad normalizada", no para una donde había fusilamientos y juicios sumarísimos. De ahí que, según los defensores de la recuperación de la memoria histórica, la Ley de Registro Civil actual no pueda usarse en casos de hace 70 años donde la gente moría asesinada por un pelotón. "¡Piden testigos [del fusilamiento]! ¿Quién en el año 39 se iba a las cuatro de la mañana a averiguar quiénes habían sido las víctimas?", se lamenta Martín, que ahora tiene 80 años y se dedica a ayudar a gente como Tina, "que fue muy ingenua y lo hizo toda ella sola", hasta que llegó la resolución y decidió buscar la ayuda de un abogado, Martín, que ha recurrido la sentencia.

Rezo por los muertos

Tina, que es profesora de historia en un instituto, llegó a Catalunya con 10 años acompañada de sus padres y su abuela. Bajo tierra extremeña quedaban tres hijos (Petra, Tomasa y Antonio) y un yerno. La abuela de Tina jamás superó tanta muerte, y cada mañana, ante los dos retratos de sus hijos y su yerno, las mismas palabras: "¡Qué pena de hijos que me han matado!". Y así hasta que perdió la memoria y dejó de ser ella.

"He crecido con estas historias, con estos dos cuadros. ¿Entiendes que todo esto me emocione?", dice Tina, nerviosa, siempre tocando los retratos que, hoy para la sesión de fotos, están encima de la mesa junto a las decenas de papeles del caso que ha ido acumulando entre clase y clase.

Tina dice que está dispuesta a todo, incluso a llegar a "Europa", por eso no entiende cuando la gente le dice: "Tina, es mejor preocuparse de los vivos y no de los muertos". Para ella, registrar el asesinato de su tía, recuperar la memoria, es cerrar una herida con la que vivió toda su infancia y cada mañana, en el salón de su casa, se hacía más presente cuando se escuchaba: "¡Qué pena de hijos que me han matado!".

(Público. 15 / 12 / 09)