Jesús Larrañaga, Goiherri (1901-1942), fue un auténtico héroe en los años de la II República para el campo popular vasco. Era comunista y republicano, quizás la figura más destacada del Partido Comunista de España durante la guerra incivil, por delante de la Pasionaria, Lister o José Díaz, pero cometió un delito atroz: perder la guerra. Por eso nos arrebataron su memoria, como la de tantas decenas de miles de hombres y mujeres que eran lo mejor de los pueblos del Estado español. Nos la arrebata también Santiago Carrillo, que en sus voluminosas memorias no tiene ni una palabra para él. Los valores que Larrañaga encarna, que se resumen en tres palabras ("servir al pueblo"), son los que busca una juventud desorientada por el posmodernismo y el terror al paro.
Defendiendo hasta el fin los derechos nacionales vascos, hizo realidad la fraternidad entre los pueblos en la lucha contra el enemigo común. Frente al político adocenado y corrupto de nuestros días, Larrañaga es la defensa, hasta dar la vida, de un noble ideal.
Defendiendo hasta el fin los derechos nacionales vascos, hizo realidad la fraternidad entre los pueblos en la lucha contra el enemigo común. Frente al político adocenado y corrupto de nuestros días, Larrañaga es la defensa, hasta dar la vida, de un noble ideal.
Fue detenido por un chivatazo en octubre del año 42 en Lisboa, deportado a Madrid, juzgado por rebelión militar en un consejo de guerra en la cárcel de Porlier, y fusilado en unión de cinco camaradas comunistas del varias nacionalidades del Estado, entre ellos su compañero Manuel Asarta, donostiarra como él. Fueron fusilados el 21 de enero de l942, cuando los soldados de la Unión Soviética resistían y tenían pequeñas victorias en los cercos de Leningrado y Stalingrado. Un aviso a los comunistas de que de ningún modo habría rebaja alguna por parte del dictador Franco.
Los restos de estos militantes han sido encontrados recientemente en una fosa común en el cementerio de la Almudena ( Madrid) El 1 de febrero, a las 13.00 horas, se les va a tributar un homenaje por parte de colectivos comunistas diversos, y se quiere sacar un autobús de Bizkaia y otro de Gipuzkoa.
La vida de Larrañaga es la película viva de aquellos años. Agitador obrero en la huelga de la construcción en el año 31, exiliado en Bokale y preso de nuevo, fue fundador de la asociación de parados en San Sebastián, en los años 30, junto con su compañero Manuel Asarta, cofundador del partido Comunista de Euzkadi. Fue comisario de guerra de Gipuzkoa en el golpe militar de 1936, fundador del Batallón Larrañaga, batallón que tuvo el porcentaje mayor de bajas del ejército vasco republicano y que no se entregó a los fascistas en octubre del 37 en Santoña. Rompió el cerco y con grandes pérdidas se refugió en los Picos de Europa, pasando luego a Francia, para entrar por Catalunya a los frentes de Aragón. Fue también miembro del Comité Central del PCE junto a Carrillo hasta el fin de la guerra.
(Noticias de Gipuzkoa. 17 / 01 / 09)