olvoredo se libró una de las batallas más duras. Cuentan que por cada miliciano republicano que luchaba habia siete soldados del ejército nacional. Tras la batalla los apresados, paseados y fusilados por las tropas golpistas eran arrojados al Pozo Grajero, donde dicen que también arrojaron personas vivas, mujeres y varios jóvenes de entre 15 y 19 años de edad que cumplian tareas de fortificación en esta zona. Según a qué fuentes se acuda, el número de personas que fueron fusiladas y arrojadas a este pozo varía enormemente. La cifra recurrente es la de 40 personas pero otros los cuentan por cientos y, segun todos los indicios, aún quedan numerosos restos abajo, aunque muchos de estos han sido ya exhumados, gracias entre otros, al trabajo de la asociación que utiliza la misma denominación que la de este siniestro lugar. Ahora, tanto la localidad de Polvoredo, como el cementerio del vecino pueblo de Lario y el propio Pozo Grajero son lugares de recurrido recuerdo y homenaje a aquellas víctimas.
En el año 1995, un grupo de guardias civiles de montaña encontró la profunda sima natural y los restos dentro de ella. A partir de ahí se desencadenó la conmoción entre los vecinos de los pueblos del lugar que encontraban una luz en el tortuoso camino que emprendieron en el momento en que sus padres, hermanos e hijos h
abían desaparecido. La esperanza de haber podido localizar, antes incluso de que su propia vida se apagara, los restos de sus seres queridos abría la ventana a la satisfacción, pero también a recordar el dolor de aquellos duros tiempos vividos. La localización de un superviviente cuyo destino era haber sido arrojado a ese pozo ayudó a poner cara a algunas de las personas que allí parecían haber quedado en el olvido por siempre. Ahora, tras varios años de trabajo, los últimos republicanos represaliados en el Frente Norte en León mantienen desde la pasada semana su recuerdo en el conjunto escultórico inaugurado en el pueblo de Rodiezmo durante el homenaje realizado por parte de la "Agrupación Grajero".El conjunto, auspiciado por la Agrupación "Pozo Grajero", es obra de Nuria Ibáñez. En el acto celebrado la pasada semana, la secretaria de este colectivo, Ana Aida del Campo, recordó que en el 2001 organizaron el primer acto de homenaje a los represaliados en León. «Fueron comienzos difíciles, con la incomprensión de los poderes públicos, pero la parte importante ya estaba marcada. Hoy homenajeamos a los muertos de este valle y a todos de otros rincones», recalcó.
Ya pasado el mediodía, en una jornada triste, lluviosa y con fuerte viento, los asistentes al acto se agolparon frente al monumento con sus paragüas y banderas. En el estrado se iniciaron las intervenciones. El director de cine Javier Macua, responsable de la película «Carne de gallina», relató cómo cuando murió Franco se aguardaba una «explosión de la memoria», con novelas, largometrajes y otras obras. «Nada fue así, me quedé perplejo por el silencio y, mientras, iban muriendo los testigos de aquellos horrores». Asimismo, se refirió «al acuerdo tácito de olvido por parte de los partidos al inicio de la democracia y ahora por ley, qué absurdo, quieren recuperar la memoria; no satisface, hay que seguir adelante profundizando».

