domingo, noviembre 01, 2009

ERANDIO RESPIRA POR MURUETA Y FERNÁNDEZ

La plaza que lleva el nombre de Josu Murueta, un tornero de 31 años que cayó herido de muerte en el entorno de Ategorri por las balas policiales, fue el escenario del homenaje convocado a esta víctima del franquismo, al igual que Anton Fernández, de 54 años, a quien impactó un proyectil cuando se asomó al balcón de su domicilio.

Las cuatro décadas transcurridas, tal y como destacó Jokin Revilla, de Ahaztuak, pueden ser la causa de que muchos erandiotarras desconozcan por qué una plaza y una calle llevan sus nombres, pero no lo han olvidado aquellos que vivieron aquel convulso octubre de 1969, en el que las mujeres, tras recoger a sus hijos e hijas de la escuela, salieron a la calle a reivindicar que se dejase de verter el gas dañino que atacaba a las gargantas y pulmones de decenas de miles de vizcainos.

Revilla incidió en que las generaciones siguientes deben mucho a la lucha de quienes reivindicaron que todo no vale para enriquecerse. Subrayó que las pistolas que acabaron con la vida de Murueta y Fernández las empuñaban aquellos que defendían el régimen franquista por la fuerza y el beneficio económico, a costa de la salud de todos.

Cuarenta años después, los hechos de Erandio no han sido esclarecidos –resaltó– al igual que las responsabilidades de quienes ordenaron acabar con las protestas y menos aún hacer justicia a las víctimas y a sus familiares. El representante de Ahaztuak animó a la defensa de la memoria histórica, a reivindicar la lucha de personas como Murueta y Fernández. «La memoria sigue vive, la lucha también», concluyó.

Entre los momentos más emotivos hubo uno especial: cuando en silencio los asistentes escucharon las estrofas de la canción escrita por Imanol Larzabal tras la «masacre de Erandio». Este episodio, lo enmarcó Josu Cerrato, miembro de la asociación vecinal, en los convulsos años previos y posteriores al Juicio de Burgos.

(Gara. 1 / 11 / 09)