viernes, enero 16, 2009

LA CHAQUETA INGLESA DE LAURGAIN

CON su chaqueta inglesa y su pañuelo en el bolsillo superior. Un gran señor vasco". Así lo define Iñaki Anasagasti. "Un caballero aber-tzale", añade. Precisamente, dedicó gran parte de su vida a intentar extender a Euskal Herria su admiración por la exaltación que el mundo anglosajón depara para sus caídos y a intentar recuperar la Memoria Histórica de este país.

José Mari de Gamboa (Bilbao, 1926-Biarritz, 2009), veterano de la Segunda Guerra Mundial a las órdenes del general Patton, recibía todos los años en su casa Laurgain de Aia al "núcleo duro" del Instituto de Investigación Histórica Bidasoa. Caras conocidas y algunas históricas del PNV como el hijo del lehendakari José Antonio Aguirre (Joseba Agirre), el historiador y abogado Jean Claude Larronde, el nuevo presidente de Eusko Ikaskuntza, José Mari Muñoa, y políticos y ex políticos jeltzales como Josu Jon Imaz, Joxe Joan González de Txabarri, Josu Erkoreka o el propio Iñaki Anasagasti. "En todas las reuniones pasaba revista y nos proponía nuevos objetivos: colaborar con Aranzadi en la búsqueda de fosas, un monumento en Gernika, escribir biografías y monografías...", recuerda Anasagasti.

El objetivo del Instituto Bidasoa es recuperar la Memoria Histórica de la Guerra Civil, ya que después de servir para el ejército norteamericano, consideraba que en Euskal Herria no se ha tenido un reconocimiento suficiente a los gudaris y a su papel en la historia vasca.

A Gamboa la Guerra Civil le sorprendió con diez años en Lekeitio y, desde allí, pasaron el Bidasoa para instalarse entre Biarritz y París. Con la entrada de los nazis en la capital francesa, salieron rumbo a Nuevo York, donde entabló relación con el lehendakari Aguirre. "Le dije que quería ponerme al servicio de Euskadi. José Antonio me escuchó con aquella atención tan típicamente suya: Ingresa en el ejército americano y cuando haga falta, te llamaré", recordaba el propio Gamboa en una entrevista concedida a la revista electrónica Euskonews, de Eusko Ikaskuntza.

Corría la primavera de 1944 cuando el barco Aquitania lo trasladó a Inglaterra para, poco después del desembarco inicial de Normandía, entrar en combate para ampliar la zona liberada por las tropas aliadas.

"¿Qué se puede decir de la guerra? Son una serie de flashes, de momentos únicos, irrepetibles y, en cierto modo... intransmisibles", relataba el propio Gamboa en la citada entrevista. "En la infantería la veteranía llega pronto... o la herida y la muerte". En su caso, lo que llegó fue la herida y, con el final de la guerra, la comprobación de que la victoria aliada no ayudó a Euskal Herria. "No hubo traición, los aliados no hicieron jamás promesa formal o informal de acabar con el régimen de Franco", explicaba Gamboa, que recordaba también las palabras del lehendakari Aguirre diciendo que "era el deber de los vascos luchar por la libertad, sin discutir las condiciones de la ayuda".

Vuelta a casa
Después de la guerra

En el año 1946 Gamboa volvió a Euskadi y encontró una realidad que poco tenía que ver con la que él había vivido de niño. Su pasaporte americano le ayudó a moverse a uno y otro lado del Bidasoa para organizar y participar en los congresos de Estudios Vascos en plena dictadura. Y en la década de los 60 fundó junto con Txomin Epalza y Eugène Goyheneche el Instituto Bidasoa "con vistas a salvar del olvido o la destrucción" la historia oral y documental de la Guerra Civil, con la intención de ponerla en manos del Gobierno vasco tras el franquismo. "Es curioso pero en toda Euskadi no hay un solo monumento a las víctimas de la Guerra Civil. Parece como si los vascos sintiéramos poco apego hacia nuestra historia", añadía Gamboa.

"Nos ponía tareas todos los años", apunta Anasagasti en referencia a las reuniones anuales de los miembros de la asociación en la casona Laurgain de Aia. Y después, como un buen anfitrión británico, pasaban todos a la sala donde, frente a la chimenea, servía "champagne con chorizo y almendras", todo ello antes de pasar al comedor donde les ofrecían "alubias, huevos fritos y carne picada".

Jose Mari de Gamboa murió el sábado pasado en Biarritz a los 82 años.

(Deia. 16 / 01 / 09)