
Desde antes del verano, los ciudadanos que forman parte del colectivo han consultado diversa documentación en torno al periodo del conflicto bélico; han mantenido entrevistas con personas mayores del municipio y han dado comienzo a los trabajos para localizar los cuerpos de aquellos que perdieron la vida durante el conflicto bélico, en Elgoibar y en los terrenos colindantes.La primera experiencia se llevó a cabo el pasado domingo en las inmediaciones de Madariaga, un barrio rural perteneciente a Azkoitia. Se saldó con éxito. Con la ayuda de una excavadora, un detector de metales, varias azadas y el apoyo de miembros de los grupos para la recuperación de la memoria histórica Kattin Txiki de Oiartzun y Andoain Oroituz (ambos dentro de la plataforma Lau Haizetara y con experiencia en actuaciones similares), los componentes de Elgoibar 1936 hicieron frente al intenso frío e iniciaron a las 8.00 horas las excavaciones, a escasos 50 metros del frontón del barrio.
Localización en presencia de un testigo
Juan Mari Aramberri, del caserío Madariaga, fue testigo del enterramiento del cuerpo que trataban de rescatar los integrantes de la plataforma elgoibartarra y no tenía ninguna duda de que el esqueleto de aquel hombre, "con toda probabilidad" asesinado por las tropas fascistas el 21 de septiembre de 1936 (ese día entraron a Elgoibar por Azkarate), estaba allí. Lo enterraron su padre y un amigo, Rafael Azpiazu.La misión no se antojaba nada sencilla, ya que el lugar en el que se iba a realizar la búsqueda había sido empleado durante décadas como vertedero y su aspecto actual no se parece "en nada" a la calera que existía en la misma ubicación cuando se produjo el estallido de la Guerra Civil.
Con el paso de las horas las excavaciones fueron ganando profundidad sin resultados visibles y Juan Mari Aramberri, presa del nerviosismo, se retiró a su caserío. Hasta que poco después de las 13.00 horas los miembros de la expedición dieron con el cuerpo y respiró aliviado. Según explica Félix Etxeberria nada más dar con el esqueleto, "el propio Juan Mari fue testigo del enterramiento de aquel hombre en la vieja calera cuando apenas contaba ocho años y estaba convencido de que aparecería, como así ha sido".
Etxeberria asegura que el día que entraron las tropas fascistas por la carretera que lleva a Madariaga, una parte de los baserritarras del barrio se refugió en los caseríos de otros familiares. "Días después regresaron a sus casas y se encontraron con el cuerpo del hombre que posteriormente enterraron en la calera", relata. Una vez hallado el esqueleto, la Sociedad de Ciencias Aranzadi tomará cartas en el asunto y realizará las pruebas de ADN pertinentes para su identificación. "De esa manera su familia podrá ofrecerle una despedida y un entierro digno", asegura con satisfacción Hodei Otegi, uno de los integrantes de Elgoibar 1936.
De todos modos, desde la plataforma elgoibartarra son conscientes de que su labor "no ha hecho más que empezar". Conocen la ubicación de otras siete fosas en terrenos de Elgoibar y tratarán de dar con los cuerpos: "Para que no se olviden".
(Noticias de Gipuzkoa. 18/12/07)