jueves, mayo 26, 2011

UN LIBRO ALERTA DE LOS "INTENTOS DE BORRAR" LA REPRESIÓN EN EL FUERTE DE EZKABA

El colectivo Autobús de la Memoria, formado por diez entidades que trabajan sobre la memoria histórica, presentó ayer un libro titulado Penal de San Cristóbal/Ezkaba: derribos contra la memoria, en el que denuncia "los estropicios" realizados en el fuerte de San Cristóbal (calificado como Bien de Interés Cultural por el Parlamento de Navarra) que "desfiguran totalmente la fisionomía del fuerte", de modo que se borra su "carácter penal con el fin de "borrar las huellas" de la represión franquista vivida en la fortaleza, según denunciaron en una rueda de prensa los miembros del colectivo Fernando Mendiola, José Ramón Urtasun, Iñaki Alforja y Xabier Torregrosa.

De este modo, Fernando Mendiola manifestó que en ningún otro país donde se haya vivido una transición democrática ocurre lo que en el Estado español, y enfatizó que "estamos viviendo un intento de borrar las huellas" de las agresiones del franquismo mediante el "destrozo de los espacios de castigo" por parte del "Ministerio de Defensa". "Estos derribos, en una construcción calificada de Bien de Interés Cultural, normalmente la llamaríamos vandalismo", reprendió Mendiola.

El informe pericial que presentan en el libro, informó Mendiola, comienza con una cita del plan de conservación de la cárcel de Robben Island (en la que Nelson Mandela cumplió dieciocho años de prisión) que dice: "La conservación está basada en el respeto a la estructura existente y debería llevar consigo la mínima intervención física. El principio es que es mejor conservar la estructura que restaurarla, mejor restaurarla que reconstruirla, y mejor reconstruirla que adaptarla". "Esto no se ha hecho en el fuerte", espetó Mendoza, que añadió que lo que se ha buscado al derruir los tres muros es "eliminar los testimonios incómodos del pasado". "Parece que lo que se pretende hacer es que si alguna vez el fuerte es visitable, lo sea como fortaleza militar y no como cárcel", concluye Mendoza.

El valor de los tres muros Iñaki Alforja, que realizó los documentales Ezkaba y El cementario de las botellas que abordan el uso del fuerte como prisión, explicó que los tres muros derruidos son los que "configuraban como cárcel" la fortaleza militar.

Alforja explicó que el primer muro "cierra el patio militar" y lo convierte en "patio penal", en el que los presos se sentían "enterrados en vida". La segunda pared derribada es la de la cocina, vital para comprender la historia del fuerte, dado que "ahí se fraguó parte de la fuga de 1938". Por último, el muro del locutorio, expresó Alforja, "desdibuja la sala destinada a las visitas de los familiares, donde en voz baja se hablaron y contaron miles de historias".

De esta forma, Alforja insistió en que se está tratando de "destruir el carácter penal" de la fortaleza y se "le intenta dar una forma de algo que nunca tuvo, de fuerte militar". En este sentido, Alforja recordó que las obras del fuerte comenzaron en 1878, "tras un asedio carlista que sufrió Pamplona" en el que bombardearon la ciudad desde el monte Ezkaba, lo que hizo tomar la decisión al Gobierno español de "construir algún tipo de defensa militar" en la zona.

Sin embargo, prosiguió Alforja, las obras del fuerte concluyen "cuarenta años después", lo que implica que nazca "obsoleto", pues ya había "irrumpido la aviación". Por este motivo, "una década más tarde se decide convertirlo en cárcel y se le construyen una serie de muros que lo configuran como tal", relató Alforja.

Por todo ello, si el Autobús de la Memoria vence en el recurso que mantiene en el juzgado número 2 de lo Contencioso Administrativo de Pamplona, con motivo de los derribos realizados en el año 2009 por el Ministerio de Defensa en el interior del Fuerte, baraja las ideas de convertir la fortaleza de Ezkaba en museo o en un centro de investigación de la memoria que "se configure como espacio y recuerdo de la memoria histórica".

(Noticias de Navarra. 26 / 05 / 2011)