Desde el extremo del escenario reservado para ellos, se las
ingeniaron los cinco acusados en el juicio por la Masacre de Trelew para
ubicarse de espaldas al público. Alguno, incluso, procuró taparse la
cara. Tardó la gente, el mediodía de ayer, en colmar el cine teatro José
Hernández de Rawson, en donde se desarrolló el debate desde su inicio,
en mayo de este año, para escuchar en vivo y en directo la decisión del
Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia. La multitud respetó el
silencio pedido por el presidente del TOF, Enrique Guanziroli, al
iniciar la lectura del veredicto, silbó en protesta de las absoluciones
de Rubén Paccagnini y Jorge Bautista y festejó con aplausos, llantos y
de pie al grito de “asesinos” las condenas a prisión perpetua e
inhabilitación absoluta de Luis Sosa, Emilio Del Real y Carlos
Marandino.
Las absoluciones
La tensión invadía las
primeras filas del teatro, en donde los familiares de quienes fueron
asesinados en la Base Almirante Zar de Trelew hace cuarenta años
aferraban manos, se mordían los labios y apretaban los ojos como
queriendo, con ese gesto, obligar al tiempo a avanzar más rápido. Más
arriba, integrantes de Hijos, de Familiares de Detenidos y Desaparecidos
por Razones Políticas, de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo. Esa
ansiedad esperanzada con la que todos sostenían las imágenes de sus
fusilados fue la primera en recibir la lectura inicial de Guanziroli
como un aguijonazo: la absolución de Jorge Bautista “por no haberse
probado el delito de encubrimiento”.
El gesto en las caras de los familiares pasó de expectativa a
preocupación. La siguiente decisión despertó silbidos y los murmullos
comenzaron a calentar el ambiente: la absolución de Rubén Paccagnini del
cargo de “autor mediato de 16 homicidios reiterados con alevosía y
concurso premeditado de dos o más personas y tres tentativas del mismo
delito”. En esta decisión, la jueza Nora Cabrera de Monella se manifestó
en disidencia y recibió aplausos por ello. Dos a cero de los cinco
puntos que se jugaban en esta final que, para muchos, marca un
precedente en la historia argentina porque atrasa el punto de inicio del
terrorismo de Estado tal y como se lo conoce propio de la última, fatal
y feroz dictadura cívico-militar argentina.
Las perpetuas
A Raquel Camps, hija del
sobreviviente de la masacre Alberto Camps, se le vino el mundo abajo.
“No podía creer lo que estaba escuchando y no quería seguir haciéndolo.
Tenía miedo de que el resto de las condenas fuera igual. Quise salir
corriendo”, recordó cuando ya todo estaba dicho, con mucha más calma,
pero con las heridas aún abiertas.
Lo que siguió despertó las fuerzas. Los militares retirados Sosa,
Del Real y Marandino fueron condenados a “prisión e inhabilitación
absoluta y perpetua por considerarlos coautores responsables del
homicidio con alevosía y de tres casos de ese delito en calidad de
tentativa” de Rubén Bonet, Jorge Ulla, Humberto Suárez, José Mena,
Humberto Toschi, Miguel Angel Polti, Mario Delfino, Alberto Del Rey,
Eduardo Campello, Clarisa Lea Place, Ana María Villarreal de Santucho,
Carlos Astudillo, Alfredo Kohon, María Angélica Sabelli, Mariano Pujadas
y Susana Lesgart, y de los sobrevivientes Alberto Camps, María Antonia
Berger y Ricardo Haidar, todos ellos presos políticos militantes de
Montoneros, FAR y ERP-PRT, cometidos el 22 de agosto de 1972.
Los aplausos no permitieron al presidente del TOF finalizar de
corrido la sentencia. Tampoco los gritos de “bravo” o los “hijos de
puta” y “asesinos” que muchos hombres y mujeres del público, de pie, les
dedicaron a los acusados, que permanecieron de espaldas. La declaración
de los delitos como crímenes de lesa humanidad sirvió de válvula de
descarga para quienes arribaron esa mañana a Trelew en busca de esa
frase que, suponían, englobaba a “toda la Justicia”. Cuando la
escucharon olvidaron por cuestión de segundos, nomás, las absoluciones
del inicio, por las que deberán seguir luchando. Y lloraron. Y se
abrazaron. Y buscaron con la mirada hacia arriba el encuentro con
aquellos cuyos derechos humanos fueron violados cuarenta años atrás.
“Para este tribunal, el juicio ha terminado”, clausuró Guanziroli, luego
de mencionar que los condenados sólo acabarían en una cárcel federal
cuando la condena estuviera firme. Esto es, por lo menos, tras las
apelaciones de defensas y querellas, quienes ya aseguraron que las
habrá. Mientras tanto, Sosa, Del Real y Marandino permanecerían
excarcelados.
“Sabemos que se hizo justicia, pero no acordamos con las
absoluciones”, definió Jorge Ulla, hermano del militante del ERP-PRT, la
sensación que se instaló en el cuerpo de la mayoría de los familiares, a
medida que iban, poco a poco, abandonando las butacas del lugar en
donde un camino cuarenta años de lucha encontró el fin de su primera
gran etapa: las condenas. Alicia Bonet, compañera de otro integrante de
esa fuerza, también fusilado, fue más positiva al considerar la
definición de los delitos como de lesa humanidad como “un enorme
triunfo. Jueces argentinos determinaron que Trelew fue el primer acto de
terrorismo de Estado”.
Los otros puntos
El pedido de
extradición del militar retirado Roberto Bravo a Estados Unidos es otro
de los puntos importantes del fallo, junto con la orden para que se le
realice al almirante Horacio Mayorga –quien quedó afuera de este juicio
por problemas de salud– análisis periódicos para controlar su estado.
Bravo fue señalado durante el debate por varios testigos –entre ellos
por las voces de los sobrevivientes– como uno de los disparadores en los
fusilamientos. En 2008 se realizó un pedido de extradición al país
norteamericano, que fue rechazado por la Justicia del estado de Florida.
En ese sentido, “la declaración de los hechos como delitos de lesa
humanidad es un nuevo argumento para reiterar el pedido”, analizó el
fiscal de Comodoro Rivadavia, Horacio Arranz, uno de los tres miembros
del Ministerio Público fiscal que integraron esa parte acusatoria
durante el debate.
El análisis
En cuanto al punto de Bravo,
las querellas se mostraron conformes, aunque la abogada del Centro de
Estudios Legales y Sociales, que representa a la querella de los
familiares, Carolina Varsky, remarcó que el alegato de esa parte
solicitó la deportación del militar retirado: “Con este fallo queda
claro que él mintió en su ingreso a los Estados Unidos. La masacre es un
crimen de lesa humanidad y él es sindicado constantemente con Sosa como
uno de los autores de los disparos y responsables”. El TOF, en tanto,
denegó el pedido de esa querella de incluir la figura de tormentos en el
caso. “El tribunal no entendió el planteo de esta querella de que las
torturas que los fusilados padecieron desde el 15 al 22 de agosto de
1972 formaron parte del mismo hecho”, explicó Varsky.
Del fallo del TOF de Comodoro Rivadavia, las partes acusatorias
destacaron la definición de los delitos como crímenes de lesa humanidad y
todas, también, criticaron fuertemente la absolución de Paccagnini,
quien fue el jefe de la base en donde sucedieron los fusilamientos. “La
causa de la masacre nos permitía adentrarnos en la estructura militar
cuando se trata de terrorismo de Estado, explicar el encubrimiento
posterior de Bautista de los hechos y cómo se trasmiten las decisiones a
nivel jerárquico dentro de la fuerza. Yo no conozco casos de absolución
de jefes de dependencias en las que se hayan cometido delitos de lesa
humanidad. Desde el Estado, habla de un desconocimiento de cómo opera
esa estructura militar. Leeremos los fundamentos”, expresó Germán Kexel,
de la querella de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación. Su
colega Martín Rico aseguró que recurrirán a Casación por el asunto.
“Nosotros estuvimos en la investigación del caso y siempre
relacionamos al ex presidente de facto (Agustín Lanusse) con diferentes
jefes de mando. En ese trabajo se dejó bien claro cuál era la prueba que
lo unía con Paccagnini, dentro de un plan sistemático generalizado de
persecución a gran parte de la población, cosa que el tribunal sí dio
por probado. No entendemos los argumentos con los que se lo liberó a
Paccagnini de culpa y cargo”, rezongó el fiscal de Rawson Fernando
Gélvez.
(Página 12. 16/ 10 / 2012)